El primer término se refiere a la denominada concertación, que no es más que un rejunte de individuos de fuerzas unidas sólo por el sentimiento anti colorado y sus ansias de entrar al poder, que a la fecha, según el criterio de quien escribe, su campaña se basa en el ataque y en el intento de buscar votos resentidos con la realidad y que culpan al rival de esa misma situación, sin mencionar que en su momento fueron y hasta siguen siendo parte del gobierno y su estructura, y tienen tantos peros como los demás, en su mayoría y en específico sus lideres, pero con maravillosos e ilusorios discursos de proyectos, los que presentan un tanto tomados de los pelos y con difícil capacidad de aplicabilidad, cuando presentan alguno, menos aun en el período de tiempo que tendrían para gobernar, apelando a la clase media con cierto acomodo e ínfulas de reformadores sociales, que estas, en colaboración con clases de mayor poder adquisitivo, quienes tienen sus propios intereses, amparados en ideas exportadas de Chile o varias ONG, actúan a su gusto y antojo, eso sí con presupuesto del estado y de entes internacionales, pero que por sobre todo apelan y exaltan al sentimiento de rencor de la clase de menor porte económico, sector olvidado por ambos sectores desde hacer mucho tiempo, pero capitalizado el descontento contra los que se suponen son los culpables, buscando el voto castigo pero sin pasar de eso y sin pasar a expresar los medios de llevar a cabo la ínfima cantidad de proyectos que de vez en cuando proponen, usando como carta principal el ataque y la desunión.
Por el otro tenemos un partido colorado atacado y disgregado, recibiendo embates de potencias extranjeras, con un claro intervencionismo externo, atentando a la soberanía que de tanto en tanto la oposición pretende representar con sus discursos por Itaipú u otras cuestiones similares, y una composición ambigua, en el sentido de que más de uno apoyan en apariencia pero tras bambalinas negocia su caída, esto tras un gobierno saliente del mismo signo pero que no cesó en su afán de gobernar con las fuerzas de la oposición, para muestra un botón, Giuzzio y sus contactos narcos o Euclides y sus policías gatillo fácil durante la pandemia.
Ambos grupos con jugosos negociados del gobierno, que muchas veces financian sus campañas y algunos recibiendo dinero de entes extranjeros.
En fin, un teatro que pretende ser una lucha del bien contra el mal, o de los rectos contra los corruptos, siendo que en ambos bandos no todos pueden dárselas de honestos si es que alguno pudiera hacerlo. Pero siempre aprovechando la escasa capacidad de análisis de la población, la rebeldía juvenil y la falta de identidad y memoria colectiva de la población.