lunes, 23 diciembre, 2024

Padres contra el Estado: patria potestad, autonomía y vacunas

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Héctor Acuña
Héctor Acuña
Director Editorial de InformatePy

Recientemente, el defensor adjunto de la niñez y la adolescencia del Ministerio Público, el abogado Edgar Ríos, emitió preocupantes declaraciones a la prensa, las cuales constituyen evidencia adicional de que las inquietudes de un gran sector de la sociedad civil, y de muchos padres de familia, en particular, están basadas en actuaciones políticas que sientan las bases de un Estado totalitario. A continuación, procedo a compartir y luego a señalar los supuestos en que se basan esas actuaciones políticas, así como las falacias y mentiras en las declaraciones este abogado.

PATRIA POTESTAD

En mi criterio, la gran mentira de la entrevista está al comienzo. El abogado fundamenta sus comentarios sobre un punto de partida espurio: asumir, de manera tácita, que todos los padres de familia paraguayos, en general, ejercemos la patria potestad como “la libertad completa de hacer lo que queramos con nuestros niños”. Esta estrategia retórica que consiste en construir un argumento circular cuya conclusión ya está asumida ocultamente en la premisa se llama “falacia de petición de principio”. El periodista, funcional o poco crítico, se tragó el truco retórico y no atinó siquiera a inquirir ¿A qué se refiere con “libertad completa”? o, ¿quiénes son estos padres a los que alude del defensor público, que abrazan la idea de que pueden hacer lo que se les antoja con sus hijos? ¿Dónde están estos peligrosos padres? Esa es una declaración temible que requiere pruebas; declaración que un funcionario púbico no puede hacer tan irresponsablemente ¿Alegará este letradito que los casos puntuales de violencia contra niños de parte de algunos padres es evidencia suficiente para declarar que todos los padres paraguayos ejercen así su patria potestad? Le recuerdo, señor técnico en derecho, que la ley no se hace para casos particulares y que sería peligroso legislar en virtud a minorías. Este alegado no sucedió. Este señor declara que esa es la idea general de los paraguayos: creer que pueden disponer con “libertad completa” para “hacer lo que quieran con sus hijos” ¿Con quién se junta este señor que tiene una idea tan perversa de lo que es criar hijos en el Paraguay?

AUTONOMÍA

Continua el leguleyo diciendo que los niños “son personas autónomas”, pero ¿a qué se refiere? ¿Usa las palabras de forma rigurosa o solo habla intentando escucharse grandilocuente? Es una supina estupidez decir que un niño o adolescente es una persona autónoma. La autonomía implica “darse la propia norma”, ya que viene de “auto” = uno mismo, y “nomos” = regla o ley ¿Acaso los niños y adolescentes se dan a sí mismos su propia norma para vivir conforme a ella, como sí es de esperarse eso de un adulto racional? ¿Está un niño o adolescente en condiciones morales, racionales, psicológicas en general, de elegir las reglas bajo las cuales tomará sus propias decisiones? Otra forma de entender la autonomía es en el sentido material, es decir, autónomo es aquel que puede realizar las operaciones necesarias para mantenerse materialmente a si mismo ¿Los niños y adolescentes están en condiciones de trabajar y proveer para sí mismos? No, no lo están. Por lo tanto, en ambos sentidos es una evidente mentira lo expresado por Edgar Ríos ¿Cuál es la verdad? la verdad es que los niños y los adolescentes no son personas autónomas.

¿CONFLICTO DE INTERESES?

El tercer gran embuste del abogado Ríos es aludir a supuestos “conflictos de intereses” entre padres e hijos, cuando en realidad, los únicos que tienen conflicto de intereses, ya que deben justificar la necesidad de sus puestos, son los funcionarios públicos, los cuales cobran salarios crecientes por encontrar, o inventar si fuere necesario, conflictos donde estos no existen ¿Quién determina qué es un conflicto de intereses en estos casos? ¿Los burócratas y políticos conocen mejor los intereses de los niños y adolescentes que sus propios padres? ¿No será que los burócratas y políticos viven del conflicto y les conviene que estos se encuentren, se diagnostiquen, caso contrario, incluso que se inventen si fuera necesario? ¿Eso no haría más imprescindibles a estos “defensores públicos” de la niñez? ¿No aumentarían sus emolumentos? Alude el defensor adjunto que el “campo normativo, normas, leyes” es el que determina la naturaleza de los conflictos, lo cual es muy conveniente para él.  Las leyes de estos parásitos políticos y la aristocracia de escritorio, a la que pertenece el mencionado Ríos, inventa conflictos donde nunca los hubo, y luego aparecen mesiánicamente para “resolverlos”. Es obvio, generar conflictos entre padres e hijos y luego decir, triunfantes, somos “abogados del niño y la niña”. Y como si todo esto fuera poco, el abogado amenaza con perseguir vía judicial a los padres, y esto en base a conflictos que ellos, políticos y burócratas, inventaron, gracias a leyes que ellos “escriben”, con un sistema judicial que vive a expensas de nuestro dinero. Ellos dictan, persiguen, juzgan. Un delirio que sienta las bases de un Estado totalitario, que demuestra que aquí el único conflicto que existe es entre los padres y el Estado. Dejen de meter a los niños en esto y de usarlos como su carnada política.

VACUNAS

Ahora vamos al caso de las vacunas y le invito a usted, amable lector, a pensar por un momento:

¿Si un padre no quiere vacunar a sus hijos por motivos de objeción de conciencia, acaso no está amparado en la misma Constitución Nacional en el artículo 37?

ARTICULO 37 – DEL DERECHO A LA OBJECION DE LA CONCIENCIA: Se reconoce la objeción de conciencia por razones éticas o religiosas para los casos en que esta Constitución y la ley la admitan.

Dirán algunos que debe primar el interés superior del niño, y, sin embargo, quién está, en general, en mejores condiciones de determinar cuál es el interés superior del niño, ¿sus padres o un juez que no conoce, no parió, no mantiene a ese niño?

¿Si un padre o madre no quiere vacunar a sus hijos porque el Estado_ este Estado que deja que los techos de las escuelas caigan sobre la cabeza de niños_ no es capaz de garantizar la calidad de las vacunas, ¿acaso este padre no está cumpliendo con su “deber del cuidado”?

¿Si un padre o madre no quiere vacunar a sus hijos porque perdió la confianza en un Estado que los mantuvo encerrados durante 18 meses mientras en el Ministerio de Educación, en el Ministerio de Salud y todas las dependencias estatales se robaba la plata a manos llenas y en carretilla, acaso este padre falta a su “deber al cuidado”?

¿Si una madre o padre no quiere vacunar a sus hijos porque desconfía de las licitaciones amañadas de vacunas que perjudican su calidad, acaso no está cumpliendo con su “deber del cuidado”? ¿Qué no hay licitaciones amañadas en este país, en serio?

¿Puede un padre o madre desconfiar de los intereses macabros de gigantescas compañías farmacéuticas que sobornan políticos para vender sus productos inoculatorios en función a intereses económicos? Claro que puede, y en ese sentido, podría estar defendiendo el interés superior de su hijo y cumpliendo con su deber del cuidado si se negase a vacunarlo.

¿En serio tengo que creer que a este abogado Ríos le importan todos los niños y los adolescentes o que solo está fingiendo interés por su cargo y la plata? ¿Ríos ama más a nuestros hijos que nosotros mismos, los padres? Eso es una enorme falsedad, más falso que beso de político a niños en época electoral.

Yo trabajé casi 3 años para el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia y un año para el Ministerio de Educación, y lo digo con autoridad y con todas las letras: El Estado paraguayo, con su MINNA, su MEC y su MSPBS, es el primer violador serial de los derechos de los niños y adolescentes. Ningún burócrata inservible ni político hipócrita puede alegar mayor preocupación o interés por mis hijos que yo mismo, o que cualquier padre o madre paraguayos, y menos después de mentirnos, robarnos, engañarnos todos los días e incumplir con sus obligaciones contraídas con nuestros niños y adolescentes.

Todo padre y madre paraguayo tiene la patria potestad sobre sus hijos y el uso de racionalidad para realizar juicios analíticos y de valor sobre qué es lo que más le conviene a su prole, como ser la dieta, la educación, la cantidad de tiempo de ocio, la cantidad de tiempo frente a la televisión o redes, la religión que se practicará en su casa; pero también es muy importante que cada madre o padre tenga el poder de decidir qué sustancias introducirán médicos extraños, que responden a intereses políticos, dentro del cuerpo de su hijo, ¿señora, señor, usted sabe que los mismos políticos de los que usted se queja todos los días por su corrupción son los que realizan las compras de medicamentos y vacunas que el Estado administra luego a sus hijos vía médicos estatales?

Mientras que no exista seriedad y transparencia en el manejo de lo público, incluido el tema de las vacunas, es absolutamente razonable que los padres abandonen la creencia en los unicornios, los políticos y los supuestos “defensores” de la niñez.

El pombero no existe y tampoco existe el burócrata o político que ame a tu hijo.

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