Existen lecturas que son muy gratificantes. Me refiero al ejercicio siempre productivo de leer a los clásicos. Actualmente acometo el desafío de leer a Aristóteles de puño y letra, buscando la sabiduría de aquel griego, gran sistematizador del saber. Mis anteriores lecturas de Karl Popper, en la “Sociedad abierta y sus enemigos” y de Platón, en su “República”, me llevaron a entender que el sistema político que proponía este último, gran filósofo, sin dudas, era uno de corte totalitario que inevitablemente incuba las semillas del comunismo.
Para salir del paso de la controversia, he llegado a decir que Platón defendió la instauración de un sistema protocomunista, pero también se podría decir, sin temor a equivocarse uno, que el régimen propuesto en su República era protofascista. De todas maneras, permitamos que hable Aristóteles y que nos detalle su crítica al “sistema platónico”, una serie de sólidos señalamientos donde “el maestro de los que saben”[1] defiende el individualismo jurídico, la propiedad privada y la familia. Transcribo para ello las palabras de Aristóteles, creyendo que él puede explicarles mejor que yo, en esta breve selección de su Política.
Refutación de la República de Platón [2]
«Buscar entre todas las asociaciones políticas la que debe procurar a los hombres mayor bienestar: he aquí el problema que debemos resolver».
“¿Es preciso que todo sea común entre los miembros de toda sociedad política, o que nada lo sea, o que unas cosas lo sean y otras no? [•••] Así, la comunidad puede extenderse a los hijos, a las mujeres, a los bienes, como Platón propone en su República; porque Sócrates sostiene en ella que los hijos, las mujeres y los bienes deben ser comunes a todos los ciudadanos ¿Adoptaremos, pues, una institución análoga, u, otra, semejante a la que hoy tenemos?”
“La comunidad de los bienes tiene más inconvenientes de los que Platón cree, y las razones de Sócrates, ni son concluyentes, ni mucho menos. Esta institución, tal como Sócrates la propone, lejos de alcanzar el fin a que aspira, como fin del Estado, es con él incompatible. Quiere Sócrates que el Estado tenga la mayor unidad posible, pero le destruye en fuerza de tanto centralizar. Un Estado o ciudad no es sino una muchedumbre compuesta de elementos diversos; si la unidad se exagera, desaparece para convertirse en una familia; y si la unidad es mayor, se hace individuo. Así, aun cuando este sistema fuera realizable, tendría que ser rechazado, so pena de destruir la asociación política”.
“Un todo político debe formarse de elementos heterogéneos, cuya amalgama en oposición, pero en equilibrio conserve el Estado, como la relación necesaria de individuos libres e iguales entre sí”.
“Puede concluirse de aquí que no es natural en la asociación política la unidad extrema que algunos quieren atribuirle, y que este principio, que consideran sólido, tiende a destruirla, mientras que lo bueno jamás destruye”.
“Ofrece aún otro inconveniente este sistema, y es el poco cuidado que a los particulares inspirarían las propiedades comunes; todos cuidan mucho de lo que les atañe personalmente; pero respecto de lo que a todos es común, confían demasiado en la solicitud y previsión ajenas”.
“Desde el momento en que todos los hijos, sean de quien sean, pertenezcan a todos, nadie cuidará de ellos [•••]por eso, vale mil veces más ser entre nosotros pariente lejano que hijo en la República de Platón”.
“En general, esta comunidad de las mujeres, de los hijos [y de los bienes], daría un resultado contrario al que Sócrates se proponía[•••] “El hombre tiene dos grandes móviles de solicitud y de amor: la propiedad y la familia. Ambas desaparecen en la República platónica”.
“Confieso que el sistema platónico presenta a primera vista una apariencia seductora de filantropía, que encanta por maravillosa benevolencia recíproca que parece inspirar a los hombres, principalmente cuando se atribuye a la propiedad individual todos los vicios de las actuales constituciones; por ejemplo: los procesos a que los contratos dan lugar, los falsos testimonios, la adulación para con los ricos; pero males son estos cuya causa no es sino la perversidad de los hombres y no la posesión individual (…) establecer la comunidad de bienes como medio universal para hacer una ciudad virtuosa es ridículo”.
¿Es Aristóteles el primer anticomunista de la historia antigua? Lo dejo a su análisis, queridos lectores.
[1] Dante Alighieri, Divina Comedia, Infierno, IV, 130-134
[2] Aristóteles, Libro Segundo, Capítulo Primero, La Política, p. 33-39, Centro editor de cultura, 2012.