martes, 19 noviembre, 2024

La ignota conducta profesional en el Paraguay

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LA (ENVIDIABLE) CARRERA

Luego de su primera partida (1999) como hijo pródigo para emprender una ejemplar carrera en Europa, Roque Santa Cruz había retornado al fútbol paraguayo para desarrollar los últimos años de su vida como jugador en la que, todos, consideramos es su casa: Olimpia.

Su llegada coincidió con una restructuración que llevó al equipo a constituirse en dominador absoluto de las competencias locales con el hito abrumador del tetracampeonato logrado por Olimpia, y capitaneado por él mismo en larguísimos tramos de esos dos años inolvidables.

Internacionalmente, su Olimpia no pasó de algunas actuaciones puntualmente recordadas, y estuvo lejos de poder competir pugnando seriamente por un trofeo. Pero es ese un tema que lo venimos abordando a nivel más general: los equipos paraguayos estamos lejos de competir actualmente a nivel internacional.

En el plano local, sí tuvo momentos arrolladores: de 8 campeonatos de liga, ganó 5 (4 de manera consecutiva). Además, en ese periodo de tiempo se alzó con una Copa Paraguay y la inédita Supercopa Paraguay.

PERSONA Y PROFESIONAL

La distorsión y la histeria consecuente del mundo del fútbol contribuyen a formulaciones de juicios poco justos y menos constructivos con respecto a la vida y obra de las personas involucradas en ese ámbito.

Sin embargo, es necesario decirlo: la persona y el profesional que ha sabido ser Roque Santa Cruz ha sembrado y cosechado la semilla del respeto y la admiración allí dónde pisó y desplegó sus virtudes como jugador, compañero de equipo y persona. Una envidiable carrera que lo llevó a jugar en las 3 ligas más competitivas del mundo (Alemania, España e Inglaterra) más una breve travesía por el fútbol mexicano. En todos esos lugares, su nombre es sinónimo de reverencia y admiración. Lo valoran y lo respetan. Están pendientes de él. Eso no lo logra una persona sin valores, y menos un profesional poco apto.

Con esa mochila bien cargada de valoraciones, Roque supo desempeñarse de la mejor manera también en la Selección absoluta, luego de hacer un recorrido desde las menores, pasando por el proceso de fogueo que significó jugar al lado de verdaderos pesos pesados como Gamarra, Chilavert, Acuña y compañía hasta llegar a ser el líder natural de la generación emergente. Una de las figuras estelares de la generación Sudáfrica 2010.

Roque Luis Santa Cruz, en cada partido recibe el saludo afectuoso de grandes figuras del mundo, y los periodistas deportivos se llenan de bondades de la persona y jugador. Algo debe estar haciendo bien, ¿no?

Bueno, digámoslo con certeza: la persona y el profesional ha sabido representar a esta dañada nación con una integridad ética, humana y profesional poco habitual en nuestra sociedad. Tenemos que afirmarlo. Estamos más acostumbrados a convivir con personajes de moralidad y de ética dignas de delincuentes; no contentos con eso, los aplaudimos y vitoreamos.

Es comprensible, no entendible que no sepamos valorar el paso de esta persona y de este profesional portando nuestra bandera nacional.

¿QUÉ SIGNIFICA SER PROFESIONAL?

El que ejerce una profesión lo es; para ello, debe tener conocimientos, técnica y ética requeridos. El profesional debe o es competente, lo cual significa disponer de todas sus capacidades requeridas para el desarrollo de sus funciones.

La cuestión ética es fundamental en la concepción de la profesionalidad: respetar y promover el respeto de los acuerdos expresos y tácitos; es decir, de aquellos que están impresos en los contratos y reglamentos, y aquellos otros que forman parte de ese universo paralelo llamado «código de vestuario».

Considero no estar equivocado si digo que el profesional Roque Santa Cruz ha aprobado con éxito todos estos ítems.

EL PROFESIONAL VIVE DE SU TRABAJO

Todo profesional trabaja para llevar dinero a la casa. Lo hacen el periodista y el contador, el doctor y el abogado, el músico y el docente; lo hacen el entrenador y el jugador de fútbol.

¿Cuál es la diferencia entre el jugador de fútbol y el docente, o el constructor, o el chofer de bus a la hora de recibir sus salarios?

«No, lo que pasa es que los jugadores ganan millones de…» Está, perfecto, pero ¿Qué tiene que ver eso? ¿Quieres ganar ese dinero? ¡Pues hazte profesional del fútbol! Ah, ¿no te dan las condiciones o el tiempo? Bueno, dedícate a lo tuyo.

«¡Ganan mucho! No les pasa nada si se les adeuda unos meses». ¿Cómo pueden saberlo? Y si ganan mucho, eso no es criterio para que se les quite el derecho a percibir sus salarios en tiempo y en forma. ¿Roque cumplió cabalmente con su contrato profesional? Pues lo que corresponde es que se le pague de acuerdo al compromiso asumido. No hay más.

Aquellos que se llenan la boca de la espuma de la rabia y vociferan o aprietan el teclado con furia e impunidad para atacar la decisión de un profesional de buscar mejores horizontes (según su criterio), ¿Cómo se sentirían si son ustedes los que sufren este incumplimiento? ¿Qué pensarían si a ustedes se los acusa de no «mojar la camiseta»?

ROQUE, EL PROFESIONAL

Lo es, con todas las letras. Un verdadero caballero honorario, de esos que no abundan, y que por estas tierras son más escasos que los actos de justicia. ¿Por qué no lo celebramos? ¿Por qué llamamos traición al simple hecho de que decidió cambiar de trabajo para que le puedan reconocer lo que trabaja?

«Lo que pasa es que se trata de un club de fútbol, y los hinchas son pasionales.» Dale, razonando como hinchas es que nuestros clubes son inviables, irresponsables y poco serios.

Las cifras (altísimas, irracionales) son asumidas o propuestas por el club. Nadie los apunta a la cabeza, obligando a que contraten a una figura pagando tanto dinero.

Quizás, deberíamos aprender más del Roque profesional. Cumplió con lo que prometió: trabajar y respetar los acuerdos dados. ¿No cumplieron con él? Tiene todo el derecho de cambiar de trabajo. Como yo, como vos. Por si no fuera poco, se va con otra copa bajo el brazo.

En el Paraguay parece que no es bien visto ser exitoso después de haber recorrido la buena senda. En Paraguay, hay que ser porfiado, poco amigo de las leyes, desleal. A ese prototipo, el paraguayo aplaude, y se sienta a compartir un asado con él, y lo ensalza y vitorea.

Antes que criticar la decisión profesional de un profesional, ¿Qué les parece si nos detenemos a analizar esa conducta que tanto daño nos hace?

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