Como científica, me encantan los estudios. Cuanto más absurdos, mejor. El último de ellos, titulado “Modern Diet and Stress cause Homosexuality: A hypothesis and a potential therapy” intenta encontrar una relación directa entre los hábitos de vida actuales occidentales – comida rápida, mucho ajetreo, pocas horas de sueño – con la homosexualidad y la transexualidad, afirmó la psicóloga Rita Strakosha.
En el estudio en cuestión, sin la colaboración de nadie más y sin el apoyo de ninguna entidad científica (avísenle a Edu Quintana que acá hay una oportunidad para sumar «investigadores» a su equipo) se pueden leer cosas como estas:
- La comunidad LGBT tiene un número elevado de personas viviendo con desórdenes alimenticios, que normalmente conllevan la ingesta de grandes cantidad de comida con índice glucémico elevado y grasas, o una dieta desequilibrada con tendencia a los carbohidratos.
- En el pasado, las dietas con elevada ingesta calórica y alcohol sólo podían permitirse entre las élites sociales, donde la homosexualidad era más elevada.
Strakosha asegura que: «si se reduce la cantidad de grasas, alcohol y azúcar, así como restableciendo los patrones de sueño, se podría prevenir como reducir la atracción homosexual«.