lunes, 23 diciembre, 2024

El macabro doctor Mandi´i

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Los paraguayos tenemos una peculiaridad entre varias. Sabemos poner sobriquetes espectaculares a determinados personajes. Uno de los que más han pegado (y no sabemos quién fue el creador del apodo, pero se merece un monumento) es el que se puso al Senador Víctor Ríos del Partido Liberal.

El mencionado legislador es mejor conocido como “Doctor Mandi’i”, esto supuestamente debido a los extraños casos de “títulos y diplomas” que en su feudo, la Universidad Nacional de Pilar, se “pescaban” como si fuera temporada abierta de “liñada y carnada” sobre los ríos Paraná y Paraguay. Aquí además entran a jugar otros elementos, como por ejemplo, que Víctor Ríos tiene cierto parecido frenológico al “pez gato bigotudo” de la especie Iheringyctis Labrosus. No sé si es mi imaginación sugestionada por el poderoso apodo, pero siempre que observo una imagen de Víctor Ríos desde ciertos ángulos (no lo conozco en persona), realmente me da la impresión que se asemeja a un mandi’i sin bigote.

Me dirán que un cuatrojos como yo, con astigmatismo e hipermetropía, muy probablemente está cayendo en una descripción… Sesgada. A lo que respondo que nunca he pretendido ser una Carmelita Descalza y que no me cuesta admitir que tildar de “Doctor Mandi’i” a Víctor Ríos tiene mucha más gracia para mí porque el tipo es liberal y todo el mundo sabe que el liberalismo es pecado.

Todo esto no impedirá que diga unas palabras a favor del legislador pilarense. Es sincero en su liberalismo, no disimula, no tiene miedo de salir del closet para defender sus convicciones, todo le viene igual y todo le da igual (entiéndase como más guste ese juego de palabras) porque es coherente con su ideología política. Al menos 108 veces se lo ha visto en esa postura, que por lo demás, aclaro, es cosa suya y cada quién va a pescar en los ríos que más le gustan, supongo.

Dije que Víctor Ríos es un liberal coherente y a las pruebas me remito. Han corrido imágenes en las redes sociales en donde se lo ve en poses muy sugerentes (aunque solapadas) en una revista que haría sonrojar a Bernardo Aranda y sus colegas quemados. Y en un video en el que se lo filmó junto a los líderes de la Organización Somosgay, en donde aboga por las llamadas “libertades sexuales” y demás parafilias, manifestó lo siguiente y cito un pequeño fragmento:

“Ustedes saben que soy liberal. Liberal de pensamiento, filosóficamente soy liberal, éticamente soy liberal y por afiliación también soy liberal. Estoy afiliado al Partido Liberal Radical Auténtico y una de las premisas básicas de un liberal es la tolerancia. O sea, alguien que no sea tolerante no es liberal. Y en el caso del liberal paraguayo, con más razón, porque al igual que los de izquierda (estoy hablando de categorías políticas) y hoy aquellos compañeros y compañeras que pertenecemos a las denominadas minorías, hemos soportado la discriminación desde 1940 en adelante”.

No se diga más. Reitero que Víctor Ríos es un tipo coherente dentro de sus sofismas. Nadie puede negarlo. Pero sí me llama la atención que al darse el fallecimiento de la Dra. Gladys Bareiro de Módica (QEPD), incluso antes de que se enfríe el cadáver de la infortunada señora, ya se estaba afirmando que el puesto vacante para Ministro de la Corte Suprema de Justicia era un “cupo liberal”. Esto me hizo fruncir el ceño y varias cuestiones vinieron a mi cabeza, quizás bajo efectos de una imaginación sugestionada.

¿Con “cupo liberal” se refieren a “cupo 108”?

Pido que no se rían, porque la pregunta es demasiado lógica aunque no lo parezca de buenas a primeras. Remitámonos a las declaraciones y discursos públicos de Víctor Ríos, el principal candidato para suceder a Gladys Bareiro de Módica. Es evidente, si seguimos lo afirmado por el “Doctor Mandi’i”, que ser liberal y ser del equipo de Bernardo Aranda va más o menos de la mano.

Sin embargo, la cuestión se va haciendo más seria. Todos sabemos que el Paraguay, con sus luces y sombras, es un país que ama lo natural, que aborrece a lo “contra natura”, que posee valores sanos que han logrado que su cultura y tradiciones se preserven a lo largo del tiempo, a pesar de terribles tragedias. Pero aquí tenemos al “Doctor Mandi’i” quien abiertamente se ubica en el “otro bando” de todo lo que el Paraguay siempre ha defendido. Algunos dirán que esto es necesario para que el país “evolucione” y “deje de ser una aldea”, pero estos son los mismos quienes defienden a la tecnocracia globalista y su sociedad de consumo masivo, son los que están a favor de “sexualizar” tempranamente a los niños, de que el erario público pague las cirugías de “amputación de genitales”, de que se llene con hormonas y medicación de por vida a las personas para las pingües ganancias del capitalismo médico-farmacéutico, sin que se cure ni se salve a nadie en el proceso. Estos son los mismos que habrían sido abortados si nacían en Amsterdam en vez de Asunción, o “eutanasiados” al momento en que dejen de ser productivos y ya nadie quiera pagarles la jubilación. ¡Esta es la “civilización” que quieren traer al Paraguay a cañonazos!

Así, el que está prestando atención ya va entendiendo por qué muchos consideran que Víctor Ríos es, sencillamente, una macabra elección para la Corte Suprema de Justicia. Entonces, cuando insinué que “cupo liberal” no era sino un eufemismo para decir “cupo 108”, no estaba queriendo gastar una broma nada más al liberalismo, que es pecado. Era mucho más que un simple chiste.

Decenas de organizaciones civiles han levantado su voz de protesta en contra de la nominación de Víctor Ríos como potencial Ministro de la Corte Suprema de Justicia. Entre los principales alegatos, han afirmado que esto destruye la idea de “separación de poderes” que es dogma de una democracia republicana posmoderna. Algunos han dicho que se llegaría al absurdo de que el Senador Víctor Ríos se “evaluaría a sí mismo” en el proceso de elección, que pasa por la Cámara Alta. Por sentido de solidaridad, comparto las objeciones que presentan estas organizaciones civiles pero al mismo tiempo, no deja de aparecer en mi rostro una risa sardónica cuando leo esas expresiones que reflejan, por lo menos, infantil inocencia.

El mito más grande de la llamada “ilustración” es la idea de la “separación de poderes”, no porque sea mala sino por la pésima ejecución de la misma. Porque en el Estado Liberal nacido con el protestantismo, todos los “poderes” son de la misma naturaleza: provienen de las oligarquías políticas. No importa si estos son públicos o privados, estatales o personales, colectivos o individuales. El poder se mueve dentro de la misma oligarquía política y allí no hay divisiones, simplemente “instancias”. ¿Por qué la gente se sorprende cuándo le dicen que Víctor Ríos fue nominado porque era “cupo 108” es decir “cupo liberal”? Siempre fue así en el sistema en que vivimos. Lastimosamente, nunca importó que Esteban Kriskovich fuera el mejor puntuado porque la elección siempre fue y siempre será política. El sistema sigue su propia lógica y no va a cambiarla si ello le perjudica.

Si existiera verdadera separación de poderes, las organizaciones civiles que ahora se están manifestando contra la nominación del “Doctor Mandi’i” tendrían verdadero poder para hacer valer sus palabras. Es más, la declaración de la Conferencia Episcopal Paraguaya por sí sola debería ser suficiente para frenar cualquier intento de imponer a un Senador en Funciones para el cargo de Ministro de la Corte Suprema de Justicia. Pero por supuesto que el “Estado Liberal” con las revoluciones que algunos tanto admiran, logró que estos verdaderos “contra-poderes”, las Organizaciones Civiles (que anteriormente formaban parte de los antiguos Gremios y Corporaciones) y la Iglesia Católica no tengan ni voz, ni voto en el asunto. Los primeros fueron disueltos dentro del sistema capitalista que solo busca el lucro, los segundos expropiados, desamortizados y dejados de lado con el eslogan de “separación de iglesia y estado”. Finalmente, todos saben que yo soy favorable a las monarquías clásicas (no las absolutas). De haber existido un monarca verdaderamente soberano, que no dependa de la oligarquía política, habría podido rehusarse de forma decisiva al nombramiento de un Ministro de la Corte Suprema que es evidentemente lesivo y peligroso para los intereses nacionales.

Pero el sistema es coherente consigo mismo y ha buscado a un liberal coherente para el “cupo”. Lanzaron el anzuelo al agua y picó el “Doctor Mandi’i”, astuto y rápido para morder carnadas. ¡Nunca se ha inventado mejor apodo que ese! En fin, lo tomo con mucho sentido del humor, a mi manera, porque nada bueno espero de nuestra Cámara de Senadores. Probablemente, salvo que ocurra un milagro (que nunca es imposible), elegirán al peor de los candidatos para Ministro de la Corte Suprema de Justicia, porque tenemos a un sistema macabro manejado por gente macabra. Es decir, lo de siempre, “cada pueblo tiene los gobernantes que merece”.

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