Me gustaría extenderme en unas palabras para ahondar en lo que significa la figura de Alfredo Stroessner para la sociedad.
Hombre fuerte, Dictador, Mano Dura, Asesino, Patriota, Traidor, Líder, Torturador, Héroe, Villano y muchos nombres más.
Dependiendo de a quien sea dirigida la pregunta se obtienen diversas respuestas, en su mayoría cargada de fanatismo de uno u otro bando, pero también deja entrever una enseñanza selectiva por ambas partes a sus miembros más jóvenes y las verdades a medias que solo alimentan la leyenda, incentivan el odio y hacen más oscura a la realidad.
Lo que queda claro, es que fue y es una parte fundamental de la historia del país, de nuestra identidad y del Paraguay en sí, con sus luces y sus sombras marco para siempre esta tierra con su presencia.
Por ese motivo es que no podemos seguir en el sistema en el que nos encontramos, el del silencio absoluto o los gritos y enfrentamientos, defendiendo posturas de si era o no tal cosa, debe dejar de ser tabú ese nombre y se debe contar la historia del hombre, no la del héroe o del monstruo; esta generación ya está bastante alejada de los acontecimiento que se vivieron en aquella época, por lo cual podemos esperar que tengan un criterio razonado para juzgar las acciones de esta persona y su entorno; eso sí, con acceso a toda la información disponible, los pro y los contra.
Creo que cada uno debe plantearse con todos los datos a la mano que significó este señor para el Paraguay, pero contextualizando y sin gritar, ni defendiendo ni atacando, es historia y la historia se debe recordar pero no solo para revivir la tragedia, sino para analizarla, ver qué fue lo que llevo a esa situación, que fallo, si es que fallo algo, para que se de ese régimen en primer lugar, porque se lo acepto por tanto tiempo, para que no se vuelva a repetir.
No solo contar historias de que se podía dormir en la calle o las torturas, la caperucita roja y los pyrague, sino también que el Paraguay venia de un montón de guerras internas y civiles, que Presidentes no duraban 1 mes a veces, con el coste de vidas y retraso que eso implica también, que todo esto ocurría también pos 2da guerra Mundial y en plena guerra fría, con las complicaciones en el ámbito Internacional que de eso deviene, que es un mundo sumido en el miedo y la tensión y contar que no solo pasaba en Paraguay, en toda Latinoamérica se instauraron dictaduras y revoluciones, esto a causa del miedo y la falta de comunicación.
Pero a la fecha, creo que podemos mirar al pasado sin odio ni miedo, porque el odio, el miedo y la ignorancia fueron los que provocaron ese infierno, donde todos y cada uno de los actores tiene su parte de culpa y sus motivos, puros e impuros, héroes y villanos por igual, todo es consecuencia de una época y de cómo las personas decidieron vivir en ella y como decidieron luego cambiar, el mundo no es negro ni es blanco, podemos aprender de esa experiencia, pero primero debe enseñarse esa época en los colegios y universidades, con la mayor profundidad posible y con la mayor objetividad, hacer memoria, pero no para juzgarnos o atacarnos, quien quiera vivir de vuelta esa época, es imposible, el tiempo no va hacia atrás, pero quien solo la visita para atacar en el presente no le da el uso adecuado al sacrificio de quienes lucharon por algo diferente.
Demos a esta generación la oportunidad de que juzgue por ella misma al pasado y aprenda de él para no repetir los errores que se cometieron ya sea por causa de la época, de un grupo de Naciones, de grupo gente o de un Hombre, porque nadie tiene más poder que el que le otorga la mayoría, activa o pasivamente, no solo usemos el pasado para atacar o llorar sino también para enseñar y aprender. Primero debemos saber quiénes somos para poder avanzar.