En la farsa acontecida durante el derrocamiento del régimen stronista en el año de 1989, que en realidad sólo fue la caída de un hombre más no la de la cúpula del poder, en ese entonces el Stronismo muto, muto a una forma más nociva, la pseudo democracia.
Una pseudo democracia, porque la caída de Alfredo Stroessner, sólo fue eso, el ocaso de un sólo hombre, orquestado por quienes efectivamente dominaban el país y sucedieron al Presidente en el poder de facto desde hacía ya mucho tiempo y no compartían con él más que la parte del beneficio a expensas de estado y no la de servir al pueblo. Tampoco su visión, porque admitámoslo, aunque sea a disgusto, antes de Stroessner no existía el Estado Paraguayo como tal, solo un montón de caudillos matándose entre sí por el poder, y así como Julio Cesar o Iván el terrible, puede ser considerado un monstruo, pero uno con un objetivo, un mal necesario para la época y resultado de la misma, no justifico sus crímenes, se le atribuyen alrededor de 400 muertos en 35 años de gobierno, persecuciones políticas a puertas dentro del partido, con MOPOCO y fuera de él, un ensañamiento con los comunistas bajo la directiva de USA (a cambio de préstamos y ayuda financiera para infraestructura, parte de la cual fue desfalcada), usurpación de tierras, ser parte fundamental del plan condor, etc.
Tampoco niego sus logros, estabilizar el país (luego de años de guerra civil), abrirlo al mundo y superar el vasallaje a la Argentina o el Brasil, la política de colonización que dio lugar a inmigrantes del mundo todo con sus colonias en el país (como Japón, Alemania o Ucrania, entre otros), electrificar el interior, tres hidroeléctricas (una la mayor generadora de energía del mundo y la segunda más grande), Ciudad del Este, etc.
En cambio, sus sucesores, solo fueron cuervos que también lo devoraron a él en su momento de debilidad y peor aún, usaron su cadáver para ocultar cualquier pecado y achacarlo al ya caído supremo, y así ellos se limpiaron las manos; todos, oficialistas y opositores, militares e intelectuales influyentes, por eso nunca nadie fue juzgado por los crímenes del régimen, y para que la farsa sea efectiva todos debían colaborar y consentirla.
Dentro de los precursores de la pseudo democracia incluyo no solo a miembros del Partido Colorado, también a miembros de la oposición, militares y civiles, a los héroes de la supuesta revolución, que más bien fue una ilusión, que hoy engrosan el poder, vanagloriándose de la supuesta sacra lucha contra el caído mientras se regodean del poder absoluto de sus fueros y abusos, satanizando el pasado para que victimizados en el presente sigan robando impunemente; a todos aquellos actores independientemente de su partido político o clase social, que aparentan ser los buenos y los malos de este teatro que solo entretiene y engaña, mientras le roban a manos llenas la dignidad y la esperanza al pueblo distraído con sus sueños de una patria más justa y un futuro mejor puestos en escena.
Estas personas crearon un sentimiento de culpa para quienes a causa de uno u otro motivo vivieron bien, tratando de no hacer daño a nadie, siendo buenos ciudadanos durante esa época y que en realidad creían en los ideales que pregonaban, algunos de boca para afuera, los líderes del momento, los buenos y los autoimpuestos a través de la fuerza o engañosas elecciones; además estos traficantes vestidos de revolucionarios inculcaron un odio ciego a quienes sufrieron en esos años para que no puedan diferenciar al tercero de los que les hicieron daño, para así poder esconderse entre la multitud como lobos disfrazados de ovejas, alimentando una tensión que explotaría luego varias veces y daría lugar después al Marzo Paraguayo, pero sin poder dirigirlo contra los culpables vestidos de santos y escudados en la ignorancia o redención conveniente y selectiva de cada lado.
Hoy, toda esa política podrida, donde la corrupción anda tanto de traje como de zapatilla, que habla con ideas de capitalista como de socialista, se ve enfrentada a la juventud educada en el nuevo milenio y siendo esta mayoría, que ve más allá de su presente o su pasado inmediato, por lo cual es momento en que las sanguijuelas de la política paraguaya se caigan y mueran al fin, lastimosamente de gordas y a punto de reventar por las tragaderas que se dieron, las cuales fueron degeneradas, y como en la antigua Roma vaticino su caída; y den lugar a los verdaderos patriotas, independientemente del color o partido, ya sean verdaderos colorados, liberales, patriaqueridistas o febrerista, cualquiera sea, sin importar nada más que luchen por un país mejor y más justo para todos, no solo con discursos sino con acciones y con el ejemplo, día a día, esa es la oportunidad que tenemos, pero para eso debemos aceptar el pasado, para poder empezar a cambiar el futuro, el mañana nace de un sueño que soñamos y construimos todos juntos, no de una mentira que nos contamos y usamos de placebo para no sentir más dolor.
