lunes, 23 diciembre, 2024

El show electoral

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Ya terminó, ya pasó, el show electoral, porque eso es, un show, parte de la industria del espectáculo, ya vendrá otro mayor en 2023. Feliz 2200 familia ¿se acuerdan?

Show es el famoso término en ingles que en castellano literalmente quiere decir muestra, pero más cerca de su significado sería puesta, de puesta en escena y del mismo verbo que te la pongo.

En un artículo anterior sobre el tema -La ilusión de la elección- transcribí el famoso dicho del tirano Joseph Stalin: «No importa quien tiene los votos si no quien los cuenta, los primeros no deciden nada, los segundos lo deciden todo». También dijo que basta que la gente en general note o crea que haya elecciones, el show debe continuar.

¿Cómo es que uso el ejemplo del anticristo de la democracia para describirla?
Porque nunca fue parte interesada entonces lo que dijo es completamente objetivo y absolutamente cierto.

¿Fueron las elecciones del domingo 10 de octubre como las definió Stalin?
Claro que sí, como que de siempre, no importa la forma, entre paréntesis impecable, pero el fondo es otra cuestión.

¿Estoy pichado? De ninguna manera. ¿Acepto los resultados? Totalmente. ¿Fueron fidedignos? Bastante, aunque hay gente que duda o no cree, pero tomando en cuenta los mensajes de quienes me votaron, haciendo una estimación, creo no sería imprudente redondear en 300. ¡Pero eso es nada!

¿Cómo que nada? ¡Son 300! ¿Conocen la historia de Gedeón? Con 300 soldados decantados de un ejército de miles, derrotaron a una alianza enemiga con un ejército de 125 mil, así como lo leen. Es la historia original, luego vino la de los 300 griegos contra los persas.

Nunca olviden el mandato del Nuevo Pacto: «Al judío primeramente y después al griego» Romanos 1:16

Uno de los grandes problemas de la democracia es que deshumaniza a la gente y la convierte en un número, es un sistema en verdad inhumano si se me permite usar el término.
Le pudieron sacar un cero, dos también a mi candidatura, es posible, difícil saberlo pero no sospecharlo.

De cualquier manera acepto el desenlace porque está dentro de las reglas de este perverso y repugnante juego de la política y la cuestión electoral.

Cuando Oviedo sometió su expediente a la Corte Suprema de Injusticia, con todo lo justo y legal de su parte, mi opinión fue que no debió hacerlo, porque justamente si le fallaba en contra estaba cagado, algo imposible de pensar pero aquí sí posible de suceder y sucedió y cagó.

Por eso después se equivocó en utilizar sus seguidores en contra de los 5 ministros que fallaron en su contra. De ahí se vino en picada, perdió la fuerza de la razón y de la moral.

¿Acaso no hubo violación de la Constitución mediante un Tribunal Militar Especial sin competencia para juzgar a un militar retirado en el fuero civil en el cual la justicia ya le había sobreseído? Recontra-hiper-super violación constitucional hubo, se cometieron atrocidades increíbles, pero Oviedo «legitimó» todo finalmente sometiendo su expediente a la Corte. Cuando entras a la cancha es porque de antemano, tácitamente aceptas sus reglas, y no porque el resultado, trucho o no, te sea adverso querrás cambiarlas.

Es que la corrupción no tiene límites y acá somos campeones.

La gente se pasa de estúpida al aferrarse a la «institucionalidad» que justifica Tribunales Especiales como en tiempo de los nazis.

Finjamos demencia y hagamos un análisis objetivo de las pasadas elecciones municipales en Asunción, pobrecita la virgencita.

El gran cagador fue Mario Ferreiro, por inútil, corrupto, progre de mierda y además cornudo, principalmente para todas aquellas figuras mediáticas que no militaban en los partidos de la rosca pero que esta vez fueron candidatos de alguno de ellos. Entiendo que no entró ninguno, ¡ni uno solo!

El DJ salió volando por la ventana de la muni para no ir en cana. Este que era la alternativa de los políticos de siempre terminó siendo peor que ellos. Entonces, muy entendible que la gente votante no quiera repetir esa lamentable experiencia, ¿no les parece?

Hubiera sido lindo ver a Isabel Mezquita cruzar las piernas en su curul de la Junta Municipal y divertido si estaba Kichipoka organizando apuestas de cualquier cosa, pero, los electores prefirieron nomás quedarse con los del ramo, las bandas de asalto, los políticos y sus partidos.

Además, es cierto, Nenecho viene del Baila Conmigo, donde yo fui su juez, pero como intendente hizo su parte, entonces tenía lo suyo como candidato. La gente no es tonta, no porque las rameras intelectuales de la prensa te repitan mil veces que lo que ves no es lo que ves si no lo que te dicen que ves, eso es, la gente va a creer. Cree lo que ve, como santo Tomás, ¿Qué? ¿Quieres más? Aquello generalmente pasa con los idiotas del fútbol, quienes, hasta que Julio González Cabello o Arturo Rubín no gritan que fue gol, por más que lo vieron con sus propios ojos, no lo creen.

Pelecho hizo o maquilló, se vio y valió. Hablando de BCPY, ¿La vieron a Malala sin maquillaje? ¿A Patty Orué sin producirse? Yo sí, créanme, no les reconocerían, por eso, ninguna de las dos me gusta. Asunción con Ferreiro era Malala sin maquillaje y con Nenecho por lo menos Malala con maquillaje. Tuchaité la diferencia.

Claro, la billetera de Drogacio fue fundamental, sin aceite no anda el aparato electoral colorado, como los autos. De modo que los colo’ó tenían una buena fórmula ganadora, verbo y complemento, candidato y aparato, aceitado.

Del otro lado, el menjunge, el japonés en la sopa de brujas que hasta nazis incluía, por supuesto, muchos perejiles también. No es que los votantes estén orgullosos de los colorados, pero entre tomar una sopa de pescado o una sopa de murciélagos, se quedan con el pira caldo.

A ver, los colorados en general son vairos, valles e incluso energúmenos, pero igual, para la mayoría de los paraguayos siguen siendo menos peor que los progres; globalistas, abortistas, vacunistas y trolistas, aliades a la comunidad colorinche. Esto no huele muy a paraguayo te diré.

Me dirás; «¿acaso no hay aborteros entre los colorados?» Sin duda, pero no son apologetas.
También me podes decir: «Entre los colorados hay putos» Claro que hay, tienen luego un candidato afeminado, pero no se hacen los orgullosos por eso, acordaos que esta es una sociedad mayormente hipócrita gracias a los curas, entre los cuales también hay muchos putos y aborteros. Pero como dije al principio, es todo un show.

Ahora, entrando un poquito en honduras, sin llegar a Tegucigalpa, en la parte conceptual, podemos dejar de fingir demencia y razonar. La mayor falla que tiene la democracia es que no todos los electores están preparados adecuadamente para elegir, lo que los hace susceptibles de ser manipulados y por lo tanto propiciar malos gobiernos y corrupción, además de que muchos de los candidatos a elegir tampoco están capacitados para gobernar. Sucede que, en elecciones, pesan más ciertas cuestiones generales que específicas que por ahí necesitan mayor explicación y preparación por parte de los candidatos.

De modo que, te puedo hacer una comparación completamente válida en que por lo menos 5 de mis votantes valen mil colorados cada uno. Traducimos calidad a cantidad y da 5 mil votos.

Una revista especialista en temas militares, calculaba en los 70 y 80 que un soldado israelí equivalían a 11 marines, soldados elite del ejército más grande del mundo, mentira, mucho más. En un atentado en el Líbano murieron mas marines que soldados israelíes en 3 guerras.
«Un varón de vosotros perseguirá a mil…» Josué 23:10

Es la misma arenga que usó el general Moshe Dayan en la Guerra de los 6 días miles de años después, pero sigue siendo el mismo pueblo. Toma chupa.

Vean, resulta completamente anti-democrático que un pequeño país como Israel, siempre les gane a una inmensa mayoría de naciones y ejércitos mucho más grande. Ya se hizo el cálculo, en esas guerras la relación es de 1 a 400, me contó Oscar Acosta, pero esa es la guerra, ganan los mejores. En las democracias suelen ganar los peores, los más bandidos, ¿acaso no hay suficientes ejemplos? En el Paraguay ni qué decir. Es que las elecciones y la asquerosa cosa pública hoy día, es feudo de los políticos, gente de baja ralea que se gana la vida robando a los que trabajan quienes estarían en mejores condiciones sin aquellos.

Este show electoral no levanta un centímetro de cortina si no corre dinero, y mucho, demasiado. Un raudal que avasalla todo a su paso, de modo que si no lo tenés en las cantidades como los tuvo Celeste Amarilla y Carlos Rejala, 200 mil y 250 mil dólares respectivamente, para comprar sus bancas por ejemplo, no tenés ni una posibilidad.

En una de las elecciones pasadas, las del 13 o 18, no recuerdo bien, en un aperitivo con whiskey de alto rango, uno de los ministros del TSJE me criticó que no le puse suficiente empeño a mi candidatura para ser diputado por capital. Como que no dije, hasta fui a Le Pochó, más allá de Cateura, cerca del séptimo infierno de Dante donde nadie quiere ir, además de recorrer el bajo la Chacarita y todos los barrios de Asunción, no me sumó ni me resto nada. No me refiero a eso me dijo, por lo menos un 100 mil dólares hubieras puesto, eso es lo que quiere decir empeño en ese feudo del pillaje. Imagínense.

Recuerdo una final de copa Libertadores entre Nacional y San Lorenzo de Almagro, el equipo paraguayo perdía uno a cero con un gol de penal, el mismo locutor argentino cuando recordó el resultado agregó que no tenía nada que ver con lo que estaba pasando en el partido en el cual el cuadro de Nacional era el claro dominador.

Creo que fue Nietzsche el filósofo que dijo que el amor nada tenía que ver con la felicidad. Así parece, y nuevamente, como que de siempre en las elecciones en Paraguay, se percibe generalmente que los resultados nada tienen que ver con lo que se siente en las calles.

Amén del análisis objetivo que hice más arriba, cuesta creer que a la gente le importe más proteger a los animales que a las inversiones en las construcciones. Vale decir, cualquier jaguá mercado es más importante que un edificio nuevo. Tampoco creo que a la gente le importe más la protección del medio ambiente y el cambio climático como que mantener funcionando la industria nocturna que genera muchísimo trabajo y protege nuestras libertades. También cuesta aceptar que al elector le importe más tener «empatía» con el ciclista que mejorar el caótico transito capitalino, difícil creer todo esto, por eso es un show, eso es, ahora, creer que la puesta es real ya es otra cosa. O sea, da gusto ir al teatro y ver la obra, por un tiempo nos dejamos llevar por esa ficción que recrea una historia hasta que termina el espectáculo, pero de ahí a creer que lo que viste lo viviste realmente, estas para el manicomio.

Creo firmemente que hoy día la tan mentada institucionalidad es la trampa, de modo que convendría a los paraguayos ir desinstitucionalizándose, híjole que termino, cuestionar los establecido y no tomar como que es lo único que hay, podemos crear una nueva institucionalidad que refleje más el sentir de la gente que los intereses de los partidos políticos subsidiado con nuestro dinero.

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