Pasado más de un año del cierre, por parte del ejecutivo, del puente internacional San Roque González de Santa Cruz, el gobierno nacional sigue sin plantear alternativas para el desarrollo del interior y el regional, como siempre, solamente pretende desentenderse del problema tratando de conseguirle al itapuense un permiso para mendigar.
En estos días se desarrolla otro intento, por parte del estado paraguayo, de obtener la apertura del puente entre nuestro país y la República Argentina, como la única forma de responder a las necesidades de la zona.
Pero, abiertas que fueran las fronteras, una nueva desestabilidad, el éxodo masivo de gente y capital, pone en jaque al comercio local, que no sea el del circuito comercial.
La falta de fuentes de trabajo y el escaso desarrollo industrial, orilla a nuestra gente a vivir del contrabando, sujetos a una vida ilegal, amenazados por la autoridad de quitarles sus tomates, aceites y todo lo esencial, que cuestan aquí el doble con la inflación, pues el contrabando solo es permitido para los grandes supermercados y no para el pequeño emprendedor.
Todo esto siendo Encarnación una de las pocas ciudades en presentar un proyecto de reactivación económica, que fue olímpicamente ignorado por los poderes centrales, sirviendo en su momento, la elaboración del mencionado proyecto, como un espejismo para entretener con falsas esperanzas a los ciudadanos, de facto, de segunda, que ahora como cada mes esperan la apertura de las fronteras con la esperanza de ir a mendigar salud y comida en otras tierras a falta de respuestas en la suya.