La palabra subversión viene del latín subvertor, que significa trastocar, dar vuelta. El término subversión se denomina a aquello que se propone o es capaz de subvertir un orden establecido, bien sea de índole política, social, moral o jurídica. Es la subversión jurídica la que expondré.
Asistimos a la subversión del sistema jurídico de la República. En nombre de los derechos de las llamadas minorías vulnerables o colectivos, como algunos gustan llamarlas, las mujeres, los indígenas, los gays o los sin tierras, por dar algunos ejemplos.
En nombre de los derechos de estos grupos se está destruyendo paso a paso la igualdad ante la ley, fundamento del sistema jurídico occidental. Con la excusa de proteger, mediante privilegios legales, a estos grupos sociales, se los pone por encima de otros, pulverizando la única igualdad que asegura la paz social, la IGUALDAD DE TODOS LOS CIUDADANOS ANTE LAS LEYES, sin importar su raza, clase o sexo.
Grupos sociales súper protegidos, mal utilizando la llamada discriminación positiva, crea paraguayos de primera y segunda categoría. Nada más despreciable en una sociedad.
Así por la Ley 5777/16, Contra todo tipo de violencia contra la mujer, se ha logrado que el varón sea un paria social. El varón está tan desprotegido, que la sola denuncia de una mujer en su contra, hace plena prueba y habilita a un juez para que decrete medidas cautelares contra el denunciado. Invierte la carga de la prueba y es el varón el que debe probar que lo que la denunciante afirma en su contra no es verdad. Con esta ley también se acabó la presunción de inocencia, principio rector de nuestro ordenamiento jurídico.
Hoy día un indígena alega que tu propiedad está en sus tierras ancestrales y te podes ir olvidando de la importancia de tus títulos sobre la misma, de tu posesión o de tus actos posesorios sobre tu tierra. La protección a la propiedad privada, de rango constitucional y legal, va al tacho ante las sacro santas ¨TIERRAS ANCESTRALES¨ de los manipulados indígenas por parte de oportunistas e inescrupulosos con agendas inconfesables.
De igual forma, hoy un ciudadano sin tierra (me niego a llamarlos campesinos, porque el verdadero campesino paraguayo tiene dignidad, es honesto y trabaja para salir adelante) alega que tu propiedad es mal habida y todos tus derechos y garantías sobre la tierra que trabajas, desaparecen como por ensalmo. Estos grupos tienen derecho a invadir tu propiedad privada, quemar tu campo o herramientas de trabajo, sin que autoridad alguna reaccione ante semejante CRIMEN.
La ley misma o la falta de aplicación de la ley, por los organismos responsables, se convierte así en un arma a ser utilizada en el campo social del conflicto subjetivo, impulsada por voluntades en pugna y por la afirmación coercitiva de los privilegios legales de un grupo sobre los derechos de otros.
Las consignas de discriminación positiva son ambivalentes y usan la excusa de ser justos con todas las partes, pero realmente no son más que cínicos huesos arrojados a las mujeres y a otras minorías, creando enfrentamiento y conflicto social donde no debería haberlos.
La promulgación de leyes o la implementación de políticas públicas o planes ministeriales, con este tipo de consignas que violentan la propia CONSTITUCIÓN NACIONAL, sus preceptos y principios rectores, son parte de la subversión jurídica que sufrimos.
Finalmente, la fuente de esta subversión es una agenda internacional que totalitariamente se impone, avasallando nuestros Estados de Derecho y pisoteando nuestras Cartas Magnas, operando internamente con oeneges y funcionarios públicos que son instrumentalizados como agentes de intereses extranjeros.
Presenciamos de esta forma la subversión de nuestro ordenamiento jurídico, que deriva en un TODOS CONTRA TODOS, en el caos social y en la tan ansiada REVOLUCIÓN PERMANENTE meticulosamente diseñada para destruir nuestras sociedades.
