Paraguay, tal vez, el menos conocido o el más remoto y atrasado de toda la región, aunque por supuesto, el austral país es más que eso, es uno de los mayores productores de energía eléctrica del mundo, además de carne vacuna e infelizmente es una preciada gema para el crimen organizado trasnacional que desarrolla operaciones de narcotráfico, contrabando y lavado de activos en el enclave llamado la “Triple Frontera” (Paraguay, Argentina y Brasil).
Ahora bien, sobre la base de ese contexto, tampoco ha logrado escapar a esta suerte de agenda autoritaria de la izquierda latinoamericana, como Uds. saben, nucleada alrededor de verdaderos carteles criminales, nos referimos al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla.
Justamente, Paraguay desde las últimas dos semanas ha venido experimentando una suerte de aceleración del fortísimo ataque por parte de la izquierda, que básicamente ha iniciado sus acciones primero con el súper utilizado estribillo fabricado en los laboratorios comunicacionales de La Habana “ANR nunca más” (para referirse a un partido tradicional, el Partido Colorado), cuya sede central en Asunción ya intentaron quemar y nuevamente hicieron llamados vía Twitter para terminar la tarea. Difusión con claro tiente a la violencia, la BigTech del pajarillo azul no censuró las publicaciones, pese violar directamente sus normas internas.
A la siguiente semana, la coalición izquierdista paraguaya, encabezada por el desvergonzado ex Obispo y ExPdte Fernando Lugo y su Jefe del Choque, el Senador por Frente Guasú Sixto Pereira, entre otros, empujaron una iniciativa legislativa absurda, la llamada “Ley de Fletes”. En crudo, el sector de los transportistas de carga (fleteros o camioneros) exigen vía Ley que el Estado fije el precio de sus fletes.
El principio de la Ley es simplemente socialista, pues, pretende que el Estado vía Ministerio de Industria y Comercio fije la tarifa por sus servicios, cuando el deber ser, en la lógica capitalista, es el mercado quien establece el precio a través de la conocida ecuación oferta y demanda.
Los camioneros apoyados por legisladores izquierdistas han utilizado la violencia, haciendo que a la fuerza otros camioneros se sumen a la paralización. Golpizas, volcamientos –intentos de homicidios- o simplemente cierre de calles, la vieja fórmula de los llamados “piqueteros” del peronismo argentino y masistas boliviano, los camioneros han paralizado parcialmente el país, a la postre, afectando el abastecimiento de productos a nivel nacional.
Pero no todo queda allí, se han sumado en los últimos días las invasiones a propiedades de productores en el sector de Itakyry en el Departamento de Alto Paraná, donde al menos un centenar de indígenas en un bus oficial del Instituto Nacional Indígena y otro de una ONG periférica del partido izquierdista radical “Frente Guasú, y con apoyo de la Policía Nacional, concretaron la invasión de las fincas.
Aquí lo crítico de la situación extremadamente irregular, es decir, buses de un ente público con apoyo de efectivos de la Policía facilitaron la materialización de un delito por parte los miembros de una comunidad indígena.
Este hecho nos obliga a preguntarnos: ¿este es el preludio de la claudicación del gobierno paraguayo ante los violentos tal como ocurrió recientemente en Chile? y; finalmente ¿Paraguay avanza a la muerte del Estado de derecho, ergo, de la propiedad privada y la democracia?
Para cerrar, no procederé a dar respuesta a las preguntas arriba formuladas, no obstante, sólo añadiré que a juzgar por la naturaleza de los hechos, todo indica que el Paraguay experimenta un proceso de deconstrucción el cual conllevará ineludiblemente a la implantación de un modelo pretoriano-neocomunismo a la Venezuela de Chávez.