lunes, 23 diciembre, 2024

¿Cultura o Ley mordaza?

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Al iniciar mi ponencia como educadora, en el programa «El Gran Debate» donde tuve la oportunidad de ir a exponer mis ideas sobre el tema, dije: Se está planteando este tema como una cuestión dogmática (por lo tanto deseo extender en este breve ensayo). Entendiéndose, dogma: como un sistema de pensamientos dados como verdaderos y no admiten discusión. De ahí resulta oportuno hablar con más fuerza, en más espacios y promoviendo el debate apelando al razonamiento lógico y así contribuir al aprendizaje.

Este proyecto de Ley (Para prevenir, sancionar y erradicar la violencia política contra las mujeres por razones de género) atenta contra nuestra cultura, contra nuestra Moral; dije en el programa televisivo, y como los tiempos son voraces en esos espacios, me explayo aquí. En Paraguay conocemos las expresiones como Kuña guapa, kuña kuimba’e, kuña mbarete, kuña rory, connotativamente estas frases transmiten valores de fortaleza, belleza, de valentía, de agraciada, atractiva, una fémina estratega, hábil, astuta por dar algunos calificativos del significado denotativo.

Desafortunadamente gente con aciago interés intenta instalar el discurso victimista usando falacias sobre las expresiones de nuestra jerga popular; tratando de cambiar el curso de nuestra historia, donde en varios pasajes se habla de la bravura de la mujer paraguaya. 

Nuestra historia, además de nuestra cultura no es igual a la de otros pueblos, esta cuenta que fueron las mujeres quienes tuvieron la construcción del Paraguay devastado después de una sangrienta guerra, además fueron las abuelas, madres, tías, hermanas quienes perdieron a sus niños en una cruel batalla, el sermón interesado de las feministas radicales busca desvirtuar estos hechos. Por otra parte, en base a estos acontecimientos históricos se fue sintiendo una cultura de admiración al varón, además de respeto superlativo, idealización a ellos, las mismas mujeres en muchos hogares transmitieron ese sentimiento, estas a su vez debieron desarrollar características únicas para la conquista, el coqueteo,  gracia, encanto, rasgos exclusivamente reservados a la mujer paraguaya, además de su gallardía de ser cabeza de hogar, por los mismos héroes o cobardes que las circunstancias les dió. 

En países vecinos estas cuestiones culturales no se dieron, todavía está en mi memoria el recuerdo de los años 90 en la televisión argentina mostraba al mismo Arnaldo André protagonizando un personaje con una profesión poco usual para la sociedad, el protagonista debía organizar el hogar de una joven profesional, él cumplía el rol de una ama de casa, ese cuadro era impensable por estos lares; sin embargo paulatinamente, y por cuestiones espontáneas en los hogares fueron incorporando en sus hábitos, tanto que hoy en día en casi todos los hogares los varones cumplen también los roles de la mujer. 

El problema radica en creer ciegamente en «la igualdad de género», aceptando como dogma que no existen diferencias biológicas, innatas entre hombres y mujeres, afirmar por ejemplo; la mujer no nace, llega a serlo (Simone de Beauvoir) o profesar la lucha de clases entre una clase dominante; el hombre y una clase dominada; la mujer (Monique Wittig). Estos postulados son hoy la diatriba repetida de grupos de feministas radicales mimetizados en todos los partidos políticos,  así también  buscan permear espacios para incorporar la narrativa de la población más joven y de muchos adultos que consideran como verdades absolutas. La hecatombe aún más grave es pretender llegar a las escuelas en planes extremadamente ideologizados, sin base alguna de evidencia científica.

Paraguay 2021, está escribiendo una nueva historia donde se destacan hombres y mujeres, gracias al talento, la capacidad, la competencia libre y abierta de esta sociedad, cada día se logran superar barreras en todos los ámbitos, esto se logra por medio de la igualdad ante la ley y no la igualdad mediante la ley.

El pasado 12 de agosto en sesión de la cámara de senadores se planteó el tema del proyecto de Ley en cuestión, para tratar en particular, Lilian Samaniego inició  su alocución mencionando el apoyo de ONGs para la redacción del proyecto, desde ahí ya desvirtúa el espíritu de la norma, quieren imponer con fuerza de ley un cambio artificial en nuestra cultura, queriendo dar privilegios a un sector, usando de estandarte a la mujer, ella; la misma senadora dice que las mujeres que levantamos nuestra voz en contra de la agenda, estamos siendo utilizadas. ¿Acaso el feminismo no lucha por todas las mujeres? A veces la evidencia no necesita demostrar nada, con esas expresiones trata de incapaces de pensar por sí mismas.

En consecuencia, estimado lector, estimada kuña guapa; este proyecto de Ley tiene una propaganda falaz por demás arbitraria de segregacionismo sobreprotegiendo a una clase para avanzar en posiciones de privilegio de grupos determinados, siendo así servil a la agenda globalista ideologizada del comunismo. A las kuña mbarete, kuña kuimba´e, kuña rory, nos toca defender nuestra Nación para proteger de este mal a las futuras generaciones.

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