Esta supuesta persecución que Pankow alega es por una denuncia iniciada por él contra el uso de las barandas en los puentes pero, lo que él no dice, es que las órdenes de captura que pesan en su contra son por esa denuncia que él mismo habría realizado y otras por una causa de índole familiar; según relata su propio abogado, que no es ni más ni menos que el “célebre” Guillermo Ferreiro, si el mismo de los “asados de fin de semana” que terminaron incendiando la ciudad de Asunción.
Si esto fuera cierto, y la fiscalía se prestara a persecuciones por razones políticas, convengamos, sería un escándalo mayúsculo pero, ¿No deberíamos, antes, saber a quién y porqué “se persigue”?
El Ingeniero Hermann Pankow tiene múltiples acusaciones:
- Violencia familiar,
- incumplimiento del deber alimentario,
- coacción sexual,
- complicidad con medios de comunicación para “atacar” licitaciones legítimamente ganadas por otras empresas y para favorecer, supuestamente, a una empresa ligada a la senadora Lilian Samaniego
También, su ahora ex pareja, relató ante una Escribana Pública como Pankow cobraba sumas quincenales (entre 2 y 5 millones) “Por las gestiones que realizaba para frenar la obra del Metrobus”.
Se está convirtiendo en una moda denunciar persecuciones políticas para evitar responder por los supuestos delitos cometidos, luego, seguramente demandará al estado paraguayo (a todos los paraguayos) para cobrar una “simbólica compensación” (parafraseando a Juan Arrom) de millones de dólares.
Es tiempo de madurar, de no prestarnos como ciudadanos a las operaciones mediáticas de los medios que por dinero son capaces de amparar a toda clase de delincuentes, las consecuencias (económicas y de prostitución judicial) terminan por perjudicar a los mismos de siempre, los ciudadanos de a pie.