Tras la firma del cese al fuego entre Israel y Hamás, China encontró un nuevo aliado en el grupo terrorista palestino, que a su vez es un nuevo enfoque para posicionarse en Medio Oriente contra Estados Unidos, que luego del gobierno de Trump tiene como principal aliado a Israel.
Pekín no tardó en celebrar oficialmente el alto al fuego, pero por primera vez no se quedó en palabras, ya que anunció el envío de 1 millón de dólares en ayuda de emergencia al régimen terrorista que controla Gaza y otro millón adicional para la división de la ONU que está en la Franja.
Además, China bajó línea y llamó a la comunidad internacional, que cada vez sigue más las directrices del gigante asiático que del norteamericano, a «tender la mano a los palestinos en la Franja de Gaza«.
A pesar de que este dinero supuestamente debe ir a la reconstrucción de infraestructuras dañadas y a la compra de suministros para el pueblo, como dicta la experiencia, todo dinero que cae en manos de Hamás es utilizado para la compra de cohetes, armas, municiones y demás componentes militares, algo que China sabe muy bien.
A su vez, el régimen del Partido Comunista Chino proporcionará a los islamistas radicales de Hamás unas 200.000 dosis de la vacuna contra el coronavirus producida por los laboratorios chinos para que repartan al pueblo palestino.
Sin embargo, como con la ayuda de dinero, se espera que Hamás use estas dosis para vacunar a los guerilleros en vez de a los civiles palestinos.
Este acercamiento de China a Hamás es parte de una mayor estrategia de Xi Jinping en Medio Oriente, donde busca posicionarse con Irán, Siria y Hezbollah.
Históricamente, China se había mantenido distanciado del mundo árabe, sirio y persa debido al genocidio que están cometiendo en su territorio de la población musulmana uigur, pero esto parece haberle dejado de importar a los gobiernos teocráticos islámicos.