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Es la economía, estúpido

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Foto: La Nación

Esta frase, fue una muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos y quedó instalada en la cultura popular estadounidense y, porque no mundial, utilizándose siempre como una referencia a lo que es considerado esencial por la ciudadanía de un país.

En los tiempos que corren en Paraguay, y ya fallecido el intento de someter a un juicio político al presidente Mario Abdo, al vice Hugo Velázquez y al Ministro de Hacienda Beningno López; es un buen momento para que el poder ejecutivo entienda y atienda, aquello que es esencial para el hombre de a pie.

Distintos economistas de renombre (nacionales y extranjeros) han afirmado en diversas oportunidades que la República del Paraguay se encuentra a las puertas de una recesión económica, también, manifestaron que la actual situación impediría a nuestro país alcanzar el “grado de inversión” en, al menos, 12 meses; pero eso al ciudadano “común” poco le importa.

Según los datos relevados por el Banco Central del Paraguay, de los ocho rubros monitoreados, seis de ellos han registrado caídas, lo que inevitablemente va a provocar la retracción de las inversiones y el achicamiento de los costos, sabiendo que para los empresarios, aunque suene duro, el salario es un costo y hay que reducirlo junto con el resto.

Muerta la posibilidad del juicio político, el presidente Abdo deberá hacer los cambios que son necesarios para revertir, lo antes posible, la actual situación de la economía local. La pregunta que se impone es: ¿Está dispuesto el presidente a hacer los cambios necesarios? A reemplazar a varios de sus ministros y funcionarios (Benigno López, Arnoldo Wiens, Patricia Zamudio, entre otros) o se va a sentar en su supuesto confortable estado actual? La falta de dinero circulante, el aumento de los precios y de la desocupación son temas centrales en cualquier gobierno como para dejarlos a la deriva.

Hasta el día de hoy, la estabilidad del gobierno de Mario Abdo dependía de terceras personas, ya no; a partir de ahora él es el único responsable de lo que suceda.

ND

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