La última votación del senado, en contra de lo que todos piensan, no fue para salvar a Rodolfo Friedmann, sino para salvar al ex presidente Lugo. Sí, el mayor beneficiado del engaño que presenciamos ayer en el Senado fue Lugo, ya que de admitir la ilegalidad (más allá del aparente robo de las meriendas escolares) de Friedmann según lo planteaba el senador Enrique Riera, se debía dar pase libre al senador electo, Horacio Manuel Cartes Jara y, si se presentaba esta situación los senadores fuertes (no son los colorados, no se engañe) se iban a ver de frente con su peor pesadilla. ¿Qué opción tenían? Tolerar los supuestos hecho punibles del senador “mau” o plantear la ilegalidad de la elección de Cartes, pero no podrían hacerlo sin “sacar a bailar” a Lugo.
Hoy, seguiremos insultando por redes sociales como estamos acostumbrados y ya. El fin de semana Cerro sale campeón, los cerristas festejan y los olimpistas muestran sus tres dedos y así llegará el lunes, el stress de la semana y esa loca carrera para levar un plato de comida a la mesa de nuestra familia y todo quedará en el olvido. Y cuidado, porque esa desvergüenza de los políticos que elegimos ya no se esconde, ya no les importa a ellos porque nos tomaron el tiempo y saben de nuestra frágil memoria; el hecho de haber salvado a Lugo a riesgo de dejar a un posible delincuente en curul ajeno fue implícitamente admitido por muchos senadores de izquierda, demostrando de forma clara e indubitable, que nada importa lo que pase de los ciudadanos paraguayos, que nada importa el hambre de los niños del Guairá, que nada importa… más que ellos mismos.
ND