Intentemos ser claros desde el principio; Efraín Alegre no es un tipo de convicciones arraigadas. No me refiero a si sus convicciones son o no son agradables para mí, me refiero a que en un mundillo político donde las convicciones no son algo que destaquen, Efraín gana el primer puesto (alguna vez tenía que ganar ¿No?).
¿Podemos ser más claros? Claro que sí. Una persona que se hace llamar “liberal” que se asocia al Foro de Sao Paulo y busca desesperadamente abrazarse con los comunistas chinos no merece ser llamado liberal, tampoco auténtico. Eso sí, radical sin dudas.
En las últimas horas se conoció una entrevista que diera el candidato a presidente de la Concertación a la agencia de noticias Reuters y que fuera replicada por Infobae donde, entre otras cosas, manifestó que «Tenemos una posición crítica de la relación con Taiwán (…) Paraguay debe relacionarse con China», para inmediatamente agregar que «Nuestros intereses tanto en el sector ganadero, en el sector de granos sufren en este momento una pérdida muy importante (…) mantenemos esa posición crítica hacia las relaciones con Taiwán porque no vemos que haya una compensación en estas relaciones».
Para evitar que “salgan al cruce” diciendo que “solo se trata de negocios” o “que importan los derechos humanos en China cuando aquí los violan todos los días”, vamos a ajustarnos a lo estrictamente comercial para ver la conveniencia o no de asociarse a un régimen comunista y abandonar una relación fructífera en muchos campos como la que tenemos con la República de China (Taiwán).
¿Puede Paraguay sumarse al mercado chino?
Desde mi punto de vista no. Y no es esta una posición antojadiza, es matemática. 48 horas atrás conocíamos la noticia que habíamos salido del “Top 10 de los mayores exportadores de Carne”, y no salimos de ese selecto grupo por cuestiones de calidad, salimos simplemente porque otros exportan más que nosotros. Si bien nuestro país pudo mantener los niveles de faena de los últimos años, no pudo reponer el stock, de hecho, hubo una merma de la población bovina. Entonces ¿Cómo pretendemos morder un bocado más grande de lo que podemos tragar?
¿Es China comunista un socio confiable?
De vuelta, desde mi punto de vista, no. En este año que se acaba de ir, el gobierno de Xi Jinping, de manera unilateral redujo los acuerdos y las compras de carne bovina uruguaya, generando fuertes pérdidas al sector. En el año 2022, Uruguay vio reducidas sus exportaciones interanuales de manera importante: Agosto -26%; Septiembre –34% y Octubre –43%, según datos oficiales del gobierno rioplatense.
Lo mismo le sucedió a Argentina en varias oportunidades; China presiona a los productores argentinos “a la baja”, haciendo que los mismos se acerquen peligrosamente a los precios de producción.
A los productores argentinos, China le llegó a pagar (un pack de 6 cortes) a razón de 6.000 dólares la tonelada a finales de 2019. Hoy ese mismo pack está por debajo de los 4.000 dólares.
En 2021, China frenó la compra de carne porcina argentina y provocó que el precio se derrumbara alrededor del 40%, haciendo que los productores, en muchos casos, no alcanzaran a cubrir los costos.
¿En 2022 fue diferente? No, con China las cosas nunca son diferentes para los “chicos”, siempre son diferentes a su favor. Hasta septiembre de 2022 Argentina venía exportando alrededor de 80.000 toneladas mensuales, pero, en octubre, el gobierno de Xi Jinping prohibió los cortes “parrilleros” y las exportaciones se redujeron a 60.000 toneladas.
Al respecto, Miguel Jairala, analista del mercados cárnico especializado en comercio exterior advirtió que se produjo una fuerte caída de la demanda china que ahora “está muy cautelosa y restringida, con precios a la baja y volúmenes mucho menores”, y agregó, a modo de ejemplo, que el corte garrón-brazuelo, que llegó a valer USD 8.000 por toneladas meses atrás, hoy cayó a USD 6.000, mientras que los cortes de “la rueda”, como lo son la bola de lomo o la cuadrada pasó de USD 6.500 a USD 5.000 y lo que más se exporta, que son los cuartos compensados de vaca, pasaron de USD 5.800 a USD 4.000 o USD 4.300.
Todo esto sin mencionar una táctica comercial ampliamente difundida en China, la de renegociar los contratos cuando los productos están en alta mar. Negocian el precio a la baja o regulan y rechazan las cargas antes de llegar a destino. Como se puede ver, hacer negocios con China comunista no es para todo el mundo. Acá solo mencionamos a Uruguay y Argentina porque son los casos más próximos a lo que plantea Efraín Alegre; pero si se miran los casos de Panamá, Nicaragua, Costa Rica y muchos otros pequeños países que compraron la ilusión “del gran mercado chino”, veremos que no es conveniente hacer “negocios chinos”. No sólo no tenemos capacidad, sino que además sabemos de antemano que no es un socio confiable.