Llover sobre mojado es fácil, pero a veces necesario. Hemos presenciado en los últimos días el fiasco del “Censo Nacional de Viviendas” 2022. Problemas en la organización, falta de censistas, escasez de recursos, planificación errónea, amedrentamiento al público, considerar a los periodistas de los grandes medios como “imprescindibles” (ninguno de ellos salió a censar una casa, según la evidencia con que se cuenta) y un sinnúmero de elementos que podríamos añadir al cóctel. Cierto es que todo “censo” es un trabajo sumamente complicado que requiere de una meticulosidad extrema y que incluso en los mejores casos, con la más afinada punta de lápiz y preparación cuidadosa, siempre queda un “remanente” no censado que suele rondar entre el 5 a 10% de la muestra total cuando la cosa se hace muy bien. Pero según los propios datos del INE, más de 200 mil viviendas urbanas (sin contar a las rurales) “no fueron censadas” el pasado miércoles, lo que es indicativo claro del fracaso de la operación. ¡Sí en las ciudades no se completó con alta precisión, imagínese el asunto en la campaña profunda!
En fin, el tema realmente pasa por otro lado. Una clara muestra de la gran importancia que se le dio al tema censitario es que el mismísimo presidente de la República, Don Mario Abdo Benítez, se hallaba ausente del país en el principal día de recolección de datos. ¡Él tenía que haber sido, simbólicamente, el “primer censista” saliendo a las calles, al menos unos minutos, para alentar los trabajos y también debió ser la “primera persona censada”, pero bueno, al Señor del Desastre no se le puede pedir tanta sutileza! Lejos, pero muy lejos, a enorme distancia de las actividades cívicas de su propio pueblo el Sr. Presidente, que está de paseo por Europa hace varios días, encerrado en una “realidad alternativa”. ¡Más versallesco, imposible! ¡Sólo le falta usar un peluquín blanco y que la Primera Dama diga (según el farsante consuetudinario Voltaire) “qu’ils mangent des brioches”! (Que coman pasteles).
Pero en una cosa fue sumamente eficiente el Gobierno de Mario Abdo Benítez respecto al “Censo 2022”. No fallaron en lo más mínimo a la hora de recibir los 43 millones de dólares de endeudamiento que le costó al país este chistecito, en forma de préstamos del BID. La prensa “publinotera” nos ha dicho que sólo se utilizaron unos 18 de esos 43 millones para “el censo”, lo que nos lleva a la pregunta… ¿Qué pasó con el resto del dinero? Ya sabrán inventar algún cuento, no se preocupen, pero las malas lenguas afirman que presuntamente fue a parar en la “bolsa comunitaria” de financiación para las campañas políticas de los candidatos de la administración de turno.
La cosa no termina allí. Según los moderados cálculos de la Unión Industrial Paraguaya (moderados digo, porque todos sabemos que esto puede ser mucho más sí se tiene en cuenta a la “micro-economía” de las pymes) las pérdidas económicas para el sector productivo rondan los 200 millones de dólares. ¡Es que los laburantes, los que deben salir a la calle a ganarse el pan de cada día, no viven de las dádivas jugosas del Estado Liberal, corrupto e ineficiente! ¡Un feriado forzado es un día de trabajo menos! ¿Quién repone a Doña Meche la verdulera los miles y miles que dejó de recaudar en ese miércoles perdido? Por supuesto, estas son cosas que le pasan por la tangente de cero (o sea, valor matemáticamente nulo) al Gobierno de Mario Abdo Benítez.
Hablamos del “sector productivo” porque es este y no otro el que mantiene de pie y moviliza a la nación. Industriales, agricultores, comerciantes, constructores, trabajadores de oficios y profesiones con actividades de valor real para la economía. Las “campañas electorales” son derroche de dinero, con ellas no se produce ni se crea riqueza (quizás con la excepción de marketineros, hacedores de posters y pegatinas, remeras de candidatos que terminan convirtiéndose en piyamas y demás). Tampoco se genera riqueza con las finanzas de la especulación y la usura, que solo vampirizan a los verdaderos trabajadores, grandes o pequeños da igual. El capital productivo y transformador es el único que enriquece, pero para eso se necesita un “Estado no Liberal” que trabaje para que los ciudadanos puedan ser dueños de sus propios emprendimientos y hagan prosperar al país con su esfuerzo.
Lo que nos lleva a la otra pata de este artículo. El oligopolio de los combustibles, que hace meses está rondando los 90 dólares el barril Brent. Cuando se elevó a casi 130 este año, nadie hablaba de los “precios de las refinerías” ni de los “fletes” ni de los “almacenamientos”. Se disparó hasta bordear 9.000 guaraníes el litro de nafta normal (tipo 93 octanos), en un aumento de casi de 2.500 guaraníes en este período de tiempo. Ahora, cuando bajó a cerca de 80 dólares hace algunas semanas, allí surgieron todas las excusas imaginables: “que tenemos un stock muy largo”, “que los fletes son muy caros”, “que las refinerías no bajan sus precios y nosotros no tenemos refinería”, etcétera, todo esto a pesar de que según las más importantes entidades del mundo que son autoridad en la materia, como el American Petroleum Institute (API), el principal factor de variación en el precio de la gasolina para el público en un 61% es el “precio del barril crudo”, mientras que un 14% es el refinado, un 11% los costos de mercadeo y un 14% los impuestos (que pueden variar según los países). ¿Qué significa eso? Ya lo explicamos en otro artículo pero se resume en lo siguiente: pura patraña de mequetrefe lo que dicen del “refinado” o de “los fletes”.
Entonces nos vamos a más cuestiones. ¿Por qué no se sinceran los precios del combustible en Paraguay? Porque tenemos a un ente estatal como Petropar que en vez de servir a su propósito, de trabajar para la ciudadanía y actuar directamente en contra de la deslealtad del “oligopolio”, se ha convertido en una vulgar institución de recaudación para la corona. Nunca olvidemos que cuando Marito, por una vez en su vida quiso hacer algo bien y buscó mantener los precios bajos en los emblemas Petropar por medio de una “fuente de emergencia” de 100 millones de dólares, lo que facilitaría la vida a todo el aparato productivo de este país que se ve drenado de sus recursos por los precios altos (y artificialmente altos) del combustible, los “oligopolios” le respondieron con un alza de precios brutal e injustificada que hasta ahora se mantiene y Marito se vio forzado a ceder. ¡Sí eso no es evidencia de una alevosa “especulación” económica, no sé qué más podría serlo!
¿Quién defiende a los ciudadanos de la rapacidad del “libre mercado” que maneja a su antojo por medio de un cartel de especuladores a los precios del combustible en el Paraguay? Nadie, ni siquiera la “gran prensa” se anima a cuestionarlo, no sea que pierdan los “vales de tanque lleno los kps” (como diría Arturo Máxima 96).
Ahora nos están adelantando que ya quieren subir de nuevo el precio del combustible a 9.000 guaracas el litro de 93 octanos, que se dice fácil. ¿Con qué fundamento? Ninguno, ninguno solo y no hay “planilla Excel maquillada” con que se pueda refutar a los datos del American Petroleum Institute (y todo el mundo sabe que no soy precisamente un “admirador” de los yanquis), ni con la que se pretenda negar la realidad de que los países vecinos tienen gasolina de más alta calidad y más barata que en el Paraguay, sólo hay que ir a Clorinda (que está muy lejos del Puerto de Buenos Aires) a descubrirlo.
Luego, uno recuerda que ya estamos en mediados de noviembre, que “llega Navidad y yo sin ti”, que ya se vienen los pagos de aguinaldos y demás regalías de fin de año y que las “Internas Partidarias” están a la vuelta de la esquina. Entonces la cosa tiene sentido, muchísimo sentido… ¿Hace falta que se explique lo que es obvio?
Es el legendario “Operativo Pan Dulce” de toda la vida en esta nación sometida y embrutecida por la Democracia Liberal. Solamente un admirador de Bad Bunny no se daría cuenta. Mucho “pan dulce” para la muchachada, porque eso es todo lo que ofrece el sistema a este pueblo que sufre lo que merece, no hay más que admitirlo, sufre lo que merece. ¡Y ni siquiera le censan bien, que es peor! ¡Le encierran como borregos imbéciles a mirar Netflix y esperar al censista que nunca llegó! ¡Pues con su pan dulce, que les coman!
¡Qu’ils mangent des brioches!