Estamos en un momento dentro la historia que podría catalogar como una especie de Ética del Resentimiento, parece un título drástico, pero todo tiene su cómo y porque, que a mi juicio estamos en esos tiempos en donde la moralidad va desapareciendo, y que el eje de los discursos ha cambiado que en vez de pregonar la ética del éxito y del trabajo, se predica todo lo contrario.
En toda Latinoamérica ocurre un fenómeno que es el populismo, empezando por los gobernantes, esos gobernantes que prometen el cielo en la tierra, y que hacen que las masas les aplaudan, y con ese populismo podemos entender por qué hay una idolatría por parte de la mayoría de los ciudadanos hacia el Estado a causas justamente por el populismo.
Desde siempre hubo personas exitosas, personas con dinero, que notablemente genera en los demás sentimientos encontrados, tanto como una profunda admiración y también envidia o resentimiento, y justamente es eso lo que hoy en día se busca lograr, que el discurso cambio hacia una ética del resentimiento, usando el argumento de la desigualdad, se ha logrado ver a los ricos y exitosos como un estigma social, que los gobernantes usan para atraer masas, y se lo castiga muchas veces a los ricos mediante el Estado, ya sea con altos impuestos, y en lo más extremo hasta confiscando sus bienes y riquezas como ocurre en Venezuela a modo de ejemplo, como había mencionado ya con el discurso de la desigualdad y redistribución de sus bienes, cosa que sabemos que solo sirve al gobernante de turno.
La ética del resentimiento también hace ver que la mayoría tienen el complejo de víctima y que la culpa siempre es el otro, en este caso el populismo hizo ver de que los males de una nación son culpa de los que tienen a expensas de los que no tienen, y con ese discurso vemos cómo llegaron gobiernos en casi toda Latinoamérica.
Mirando la realidad Paraguaya con todo lo mencionado, también no estamos exentos de esa ética del resentimiento, en donde se puede ver como ya hay discursos por parte de los que pretenden llegar al poder atacando al sector productivo del país, discursos como de que los ricos ya son muy ricos y que hay que redistribuir sus riqueza en nombre de la ya gastada justicia social.
Con sus discursos de las tierras malhabidas, también a modo de ejemplo muchos políticos especialmente de izquierda, fomentan la ética del resentimiento, buscando atacar la propiedad privada, cabe mencionar lo que decía Edmund Burke “Espero que nunca perdamos totalmente el sentido de los deberes que nos han sido impuestos por ley de la unión social, hasta el punto de confiscar los bienes de siquiera un solo ciudadano inocente, bajo el pretexto de estar haciendo un servicio público” (Reflexiones sobre la revolución francesa, pág., 185). Es importante nombrar a Burke, ya que con esta frase menciona la importancia de la propiedad privada para mantener la paz social, y que como es utilizado ya desde la revolución francesa el pretexto de estar haciendo un servicio público, es decir, en nombre de la justicia social.
La ética del resentimiento no solo afecta en la vida política de los ciudadanos, también abarca en lo social, en lo económico, laboral, siempre existe esa persona o grupo de personas que tiene un resentimiento hacia otro/a, ya sea por su posición económica, social y laboral, pregonando el victimismo y que todos los males es culpa de otros. Estamos en una etapa como humanidad y como país, en donde se pregona la Ética del resentimiento, ese resentimiento hacia el que tiene, hacia el rico, hacia el exitoso, hacia las personas entendidas, y lo más malo de toda esta situación es que en gran porcentaje esa ética del resentimiento es promovido por los políticos y sus políticas públicas, debemos cambiar esa ética santificadora del Estado que la mayoría predica, cambiar por una ética de trabajo y esfuerzo personal.