Este sábado, el periodista y escritor polaco Rafał A. Ziemkiewicz, colaborador de la revista liberal-conservadora DoRzeczy, viajó hasta el Reino Unido en compañía de su esposa y de su hija, que empezará en breve sus estudios en la Universidad de Oxford. Nada más llegar al Aeropuerto de Heathrow, Ziemkiewicz fue arrestado y llevado a un cuarto de interrogatorios. Además, le tomaron las huellas dactilares y le hicieron fotos como si se tratase de un delincuente. Todo ello sin informarle en ningún momento sobre los motivos de su detención.
El Home Office justifica su expulsión por motivos de opinión
Finalmente, al periodista se le entregó un escrito del Ministerio del Interior británico en el que se le indica lo siguiente: “Ha solicitado permiso para ingresar al Reino Unido como visitante durante dos días. Sin embargo, considero que su exclusión del Reino Unido favorece el bien público. Esto se debe a que su conducta y sus puntos de vista están en desacuerdo con los valores británicos y pueden causar una ofensa y, por lo tanto, no es deseable que se le permita la entrada”. El escrito añade: “No ha solicitado la entrada en virtud de ninguna otra disposición de las normas de inmigración. Por tanto, le niego el permiso para entrar en el Reino Unido“.
Una violación del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Lo que el escrito del Home Office deja en evidencia es que se le ha negado la entrada en el Reino Unido por sus opiniones, un veto tras el cual el periodista polaco ha sido obligado a abandonar el país, siendo embargado en un avión de vuelta a Varsovia. Por lo visto, en el Reino Unido ya no está en vigor el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Tampoco parece estar en vigor el Artículo 2 de esa declaración: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole”. Ni el Artículo 8: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”.
Ni siquiera le indicaron por qué «conducta» y «punto de vista» le han expulsado
Significativamente, en el escrito del Home Office ni siquiera se indica qué “conducta” y qué “puntos de vista” son ésos que han llevado a tratar a un periodista como un delincuente, lo cual deja en evidencia la arbitrariedad de esa expulsión. Hay que señalar que Ziemkiewicz no tiene ninguna condena judicial en el Reino Unido, por lo que su detención y expulsión se han hecho en virtud de una decisión exclusivamente política. Es lo que cabe esperar de una dictadura, pero no de un país que se dice democrático.
En 2018 una diputada izquierdista musulmana denunció al periodista polaco
El origen de este trato autoritario a un periodista extranjero puede estar en una denuncia que hizo la diputada laborista musulmana Rupa Huq contra Ziemkiewicz, acusándole de racismo y de islamofobia. La pregunta que debemos hacernos ahora es: ¿ser señalado por cualquier parlamentario musulmán o de izquierdas basta para ser vetado en el Reino Unido? ¿Es ésta la idea de la democracia que tiene el gobierno del conservador Boris Johnson, cada vez más sometido a los dictados ideológicos de la izquierda? A lo mejor en vez de Reino Unido tenemos que empezar a hablar de “Britanistán”, porque los estándares de libertad de expresión de ese país acaban de quedar a la altura de los que tienen en las dictaduras islámicas.