Debemos estar todos, en esa construcción participativa, esa visión compartida debe contar con el aporte de todos los sectores académicos, sociales, productivos, organizaciones de jóvenes, etc.
Los cambios educativos que se deben dar no se puede decidir en una mesa de técnicos exclusivamente, aunque estos sean del Mec, o de ONG’s, tienen que nacer de un proceso amplio de debate técnico en primera instancia. A partir de allí tienen que nacer los delineamientos del órgano rector que es el MEC.
La sociedad debe también hacer parte en este asunto, tomarlo como una causa nacional, debe creer en ella para sostenerla o proseguir la reforma necesaria cuando el equipo técnico ponga en marcha el plan. Debe existir una planificación que trascienda al gobierno y sea de la nación, esto es a largo plazo por lo tanto, los actores políticos transitorios deben también llegar a un pacto con la sociedad, deben adherirse y respetar esa voluntad social que trasciende al gobierno de turno sea del signo que sea. Debemos tener una visión sistémica, no parcial de la revolución educativa que necesitamos, repito, la visión educativa debe ser de la nación y no apenas de una gestión gubernamental
Es importante que cada paraguayo se vea reflejado y esperanzado en este proceso de planificación que debe ser sistémico, no parcial; no podemos correr el riesgo de que algún sector quede postergado.
Uno de los sectores que debe tener relevancia en este proceso, es el sector de los profesores y académicos; la educación es una ciencia y por lo tanto guarda un marco teórico que debe ser respetado. Llevamos 200 años de reformas y contra reformas que solo nos han conducido hasta el fracaso que es hoy nuestro sistema educativo.
Debemos, como una de las primeras medidas, darle protagonismo en esta reforma a las instituciones formadoras de maestros, mejorar en este ámbito redundará en una transformación que impactará en todos los niveles de la educación. La educación, más allá de lo que muchos piensen, no es una actividad aislada, es transversal e intrínseca a todo lo que tenga que ver con la sociedad, tanto así, que un mejor sistema educativo será pilar fundamental del desarrollo de nuestro país y, desde ahí, de la vida de cada uno de los paraguayos.
No obstante la necesidad de una urgente reforma del sistema educativo, debemos ser cuidadosos de no caer en innovaciones estériles, en falsas transformaciones, porque esto nos alejará del sistema que anhelamos, un sistema competitivo que nos brinde las habilidades que el futuro nos va a exigir.
Hoy por hoy el sistema educativo tal y como está planteado, no nos brinda información fidedigna, todo lo que trabajemos de cara al futuro debe estar basado en datos, con información en tiempo real, datos de rendimiento (sobre todo de estos últimos dos años) para entender los procesos que llevamos adelante; ya no es un tema de discusión si es relevante la incorporación de la tecnología, o si la presencialidad es más efectiva que la “distancia”, como que esto siga, debemos diseñar una educación híbrida efectiva, que garantice en tiempos inciertos la propuesta formativa.
Sólo con información segura y confiable sabremos dónde estamos realmente respecto de la educación en el mundo actual y conectados a un proyecto de Nación.
La tecnología pilar del proceso
No podemos dejar afuera a la tecnología en esta reforma, el mundo cambió y debemos adaptarnos, pero tampoco debemos quitar los pies del suelo, una reforma como la que necesita nuestra educación costará dinero, mucho dinero y tal vez no esté disponible, por lo tanto debemos iniciar por las prioridades. Las líneas que se trabajen inicialmente deben estar enmarcadas en el Plan Nacional De Educación Digital, con un presupuesto inicial pero escalable y con financiamiento sustentable.
Más allá del costo que tendrá esta transformación desde el punto práctico, debemos atender la calidad, los tiempos nos obligan a entender la tecnología como prioridad. En el caso de Internet como parte de la política educativa, debemos entender como una necesidad ineludible la cobertura de este servicio para no perder de vista que cuando hablamos de esto, hablamos de inclusión, de contención y de calidad.