La República de China (Taiwán) dio un paso significativo en el fortalecimiento de su programa espacial con el exitoso lanzamiento del satélite Formosat-8 “Chi Po-lin”, fabricado y probado íntegramente en territorio taiwanés. El satélite despegó ayer desde la base Vandenberg, en California, a bordo de un cohete Falcon 9, marcando un nuevo hito tecnológico para la isla.
De acuerdo con información oficial provista por la Embajada de Taiwán en Paraguay, el “Chi Po-lin” estableció su primer contacto operativo con la estación terrena de Svalbard, Noruega, una de las bases satelitales más australes y estratégicas del mundo. La confirmación del enlace inicial supone que el satélite ya se encuentra plenamente funcional en su fase temprana de órbita.
El Formosat-8 es parte de una constelación destinada a observación terrestre de alta resolución, orientada a la gestión ambiental, monitoreo agrícola, vigilancia de desastres naturales y desarrollo urbano. Con sensores ópticos avanzados y capacidad de captura submétrica, la plataforma permitirá a Taiwán mejorar su infraestructura de datos geoespaciales y posicionarse como un actor relevante dentro de la industria aeroespacial regional.
Un avance que también beneficia a Paraguay
El lanzamiento del Formosat-8 tiene implicancias directas para Paraguay, especialmente en el marco del convenio de cooperación entre la Agencia Aeroespacial de Taiwán (TASA) y la Agencia Espacial del Paraguay (AEP). Este acuerdo, vigente desde 2023, apunta al intercambio técnico, la formación de recursos humanos y el acceso paraguayo a tecnologías de observación satelital.
El éxito del “Chi Po-lin” se suma a los esfuerzos de Taiwán por impulsar su industria aeroespacial con socios confiables, y Paraguay —uno de sus aliados diplomáticos más sólidos— aparece como beneficiario directo de este avance tecnológico.
La confirmación del contacto inicial con Svalbard marca el inicio formal de la operación del nuevo satélite, pero también refuerza un mensaje: la cooperación taiwanesa en materia espacial no solo es científica, sino también estratégica, y abre oportunidades concretas para países amigos como Paraguay.




