La frágil tregua alcanzada en Gaza podría desmoronarse. La resistencia de Hamas a entregar su armamento y permitir la destrucción de sus instalaciones amenaza con poner fin al cese del fuego y reavivar el conflicto en Medio Oriente.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, se reunió con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para ratificar la posición de respaldo absoluto del presidente Donald Trump al acuerdo que permitió frenar la guerra en la Franja de Gaza. Sin embargo, los avances diplomáticos enfrentan nuevos obstáculos.
Uno de los puntos de mayor tensión es que Hamas aún no cumplió su promesa de recuperar y entregar todos los cuerpos de los rehenes fallecidos, una exigencia que Netanyahu considera innegociable. Ante la reluctancia de la organización terrorista, el líder israelí no descarta reiniciar las operaciones militares en el enclave palestino.
Pese a los intensos esfuerzos diplomáticos de Washington, la situación se ha vuelto cada vez más compleja. A las dificultades para consolidar la primera fase del acuerdo de paz, se suma un desafío estructural: el desarme total de Hamas, una condición que el grupo islamista se niega a cumplir.
Los mediadores de Estados Unidos, Qatar, Turquía y Egipto reconocen que este punto podría bloquear definitivamente el proceso de paz, ya que Hamas mantiene todavía cierta capacidad de fuego y rechaza la entrega de su arsenal.
En este contexto, el futuro del acuerdo pende de un hilo. Si el grupo terrorista persiste en su negativa, el alto el fuego podría colapsar y la región volvería a enfrentarse a una nueva escalada de violencia.