Un sondeo del Centro por los Derechos Fundamentales revela que el 86 % de los húngaros apoya mantener la valla fronteriza
Diez años después de la Batalla de Röszke y nueve años tras haber rechazado las cuotas obligatorias de reubicación impuestas por Bruselas, Hungría mantiene una política migratoria firme y ampliamente respaldada por su población. Según una encuesta publicada por el Centro por los Derechos Fundamentales, el 86 % de los húngaros respalda el mantenimiento de la valla fronteriza como medida de protección frente a la inmigración ilegal.
“La posición de Hungría sobre la inmigración ilegal se mantiene firme. El 86 % de los húngaros apoyan mantener la valla fronteriza. Mientras la posición del gobierno cuenta con un respaldo social casi unánime, la oposición —que apoya el pacto migratorio— busca desmantelarla”, señala el informe original del Centro por los Derechos Fundamentales.
La crisis migratoria de 2015 y los posteriores atentados terroristas en Europa pusieron en el centro del debate la necesidad de proteger las fronteras. A diferencia de varios países de Europa Occidental —donde las tasas de criminalidad han aumentado—, Hungría ha logrado impedir el ingreso de más de 1,1 millones de inmigrantes ilegales desde entonces, consolidando un modelo de control fronterizo que ha mostrado resultados concretos.
La postura del país fue refrendada en el referéndum de 2016, en el que la mayoría de la población rechazó las cuotas migratorias impuestas por Bruselas y defendió el principio de soberanía nacional en materia migratoria. Sin embargo, las presiones externas continúan. La Unión Europea ha impuesto sanciones y multas, y partidos opositores como el Tisza han manifestado su apoyo al pacto migratorio europeo, lo que podría debilitar la actual política de seguridad fronteriza.
Aun así, el apoyo social a la valla es transversal. Según el informe, “este consenso abrumador se extiende a distintos grupos sociales, incluidos los jóvenes, los residentes de Budapest y las personas con educación superior”.
Para el gobierno húngaro, la cuestión migratoria no es un tema meramente humanitario, sino de seguridad nacional y soberanía. “Las apuestas son altas, ya que la seguridad y la soberanía de Hungría están en riesgo si se toman decisiones equivocadas”, advierte el texto del Centro por los Derechos Fundamentales.
Hungría se posiciona así en abierta oposición a la línea de Bruselas, defendiendo un modelo de control migratorio que prioriza la seguridad interna y la decisión soberana del Estado sobre la política de fronteras.