El ministro surcoreano de Unificación, Chung Dong-young, afirmó este jueves que las agencias de inteligencia estiman que Corea del Norte podría disponer de hasta 2.000 kilogramos de uranio altamente enriquecido (con pureza superior al 90 %), material esencial para la fabricación de ojivas nucleares. La declaración supone una de las confirmaciones públicas más contundentes sobre el volumen de material fisionable con que contaría Pyongyang.
Chung subrayó además que, incluso en la actualidad, las centrifugadoras norcoreanas «están operando en cuatro sitios», lo que apuntaría a una infraestructura de enriquecimiento activa y distribuida. Estas estimaciones sitúan a Corea del Norte en una posición mucho más preocupante de la que se atribuía en análisis anteriores, abriendo interrogantes sobre la capacidad de Pyongyang para producir un número elevado de armamentos nucleares.
Para dimensionar el riesgo, las autoridades recordaron que cantidades relativamente pequeñas de material fisible bastan para fabricar una bomba: según lo señalado por el propio ministro, cinco o seis kilogramos de plutonio son suficientes para una sola ojiva nuclear, aunque las cifras varían según el diseño y la tecnología empleada. La combinación de reservas importantes de uranio de alta pureza y la continuidad en la actividad de enriquecimiento incrementa la amenaza regional.
La divulgación de estas estimaciones se produce en un contexto de creciente tensión en la península coreana: Seúl y sus aliados vienen advirtiendo sobre la expansión del programa nuclear norcoreano y la construcción de nuevas instalaciones de enriquecimiento. Analistas citados por medios internacionales señalan que, si la cifra de 2.000 kg se confirma, Pyongyang tendría capacidad para fabricar decenas de armas nucleares, dependiendo de la eficiencia de sus procesos y del tipo de diseño empleado.
Seúl ha exigido con urgencia esfuerzos coordinados para frenar el avance nuclear de Corea del Norte, reclamando mayor presión diplomática y sanciones más estrictas. Por su parte, Pyongyang ha rechazado en reiteradas ocasiones negociaciones que impliquen desnuclearización completa, y en los últimos meses ha exhibido avances técnicos y despliegues militares que complican las opciones de diálogo. La comunidad internacional, ante la nueva estimación, vuelve a mirar con preocupación hacia la península y a evaluar respuestas multilaterales.