Diversas fuentes de seguridad advierten sobre acciones coordinadas que tendrían como objetivo desestabilizar al gobierno del presidente Santiago Peña. Según los informes, estos intentos de generar un clima de confrontación se apoyan en la inconformidad de algunos ciudadanos y en la manipulación de jóvenes, quienes, por su carácter temerario y combativo, resultan más susceptibles a discursos radicalizados.
En este entramado, se apunta a sectores políticos de oposición que, aprovechando el descontento de un sector ciudadano, buscan transformarlo en una herramienta de presión contra el Ejecutivo. La estrategia no solo se limita a la movilización, sino que se amplifica mediante medios de comunicación y redes sociales, instalando la narrativa de un supuesto “malestar generalizado” que, en los hechos, responde a objetivos políticos específicos.
Uno de los nombres que surgen con fuerza en este contexto es el de la exsenadora del Partido Encuentro Nacional, Kattya González, cuya figura aparece vinculada, de manera directa o indirecta, a dirigentes que lideran convocatorias y actividades de agitación social. En particular, destaca el caso de Sylvia Villalba, dirigente cercana a González que ganó notoriedad dentro de esa fuerza política tras militar en favor del proyecto sobre jubilaciones de privilegio y participar activamente en movilizaciones relacionadas con el Lago Ypacaraí.
De acuerdo a registros digitales, Villalba también administra la página web “Defensores de San Lorenzo”.
El oficialismo advierte que este tipo de acciones no son hechos aislados, sino que forman parte de un plan sistemático de desestabilización, en el que la figura de Kattya González aparece mencionada como uno de los ejes articuladores, al menos en lo discursivo y organizativo. Aunque la exsenadora no ha asumido públicamente una postura en favor de estos movimientos radicales, su círculo cercano y la influencia de antiguos colaboradores sugieren un posible vínculo con las maniobras de agitación que buscan instalar una sensación de crisis institucional.
Analistas políticos consultados señalan que la estrategia son métodos clásicos de presión utilizados por grupos opositores en América Latina, donde la protesta callejera, los discursos incendiarios y la manipulación de jóvenes funcionan como catalizadores de inestabilidad. La utilización de consignas contra el Gobierno, sumada a las campañas en redes sociales y a la difusión en ciertos medios de comunicación, contribuye a crear un escenario favorable para los disturbios y la pérdida de gobernabilidad.
En este sentido, el Gobierno llama a la ciudadanía a diferenciar entre la legítima protesta democrática y los intentos deliberados de socavar la institucionalidad, subrayando que detrás de los movimientos convocados pueden existir intereses políticos muy concretos.