Un informe de 80 páginas elaborado por Marcel Luthe, exmiembro del Partido Democrático Libre (FDP) y actual presidente de la Unión de Buen Gobierno, ha desatado una fuerte polémica en Alemania. Respaldado por más de 200 pruebas documentales, el documento denuncia graves irregularidades ocurridas durante las elecciones federales de febrero de 2025, lo que ha llevado a remitir la acusación al Comité de Revisión Electoral del Bundestag y ha sembrado serias dudas sobre la transparencia del proceso.
Entre las revelaciones más preocupantes, Luthe destaca que al menos 2,5 millones de personas fallecidas continuaban registradas en el padrón electoral. Según señala, esta anomalía permitió la emisión de votos fraudulentos a nombre de los fallecidos, en lo que no sería un hecho aislado, sino una práctica repetida en comicios anteriores.
La situación se agrava aún más con la denuncia de que, en muchos colegios electorales, no se exigieron controles de identidad adecuados. En ciudades como Stuttgart, por ejemplo, los funcionarios habrían aceptado como única identificación la notificación de voto, un documento fácilmente falsificable y que contradice la normativa electoral vigente, la cual exige la presentación de un documento oficial con fotografía.
Luthe también reporta casos de ciudadanos impedidos de votar tras descubrir que, según los registros, ya alguien había sufragado en su nombre. Estos incidentes se habrían extendido por todo el país, destacándose el caso de Bad Kreuznach, cerca de Fráncfort, donde se contabilizaron más papeletas que votantes registrados, alimentando aún más las sospechas de fraude.
Otro de los puntos señalados en el informe es la exclusión de miles de alemanes residentes en el extranjero, quienes, pese a haberse registrado correctamente, no recibieron sus papeletas a tiempo para participar. Según Luthe, esta omisión habría perjudicado particularmente a votantes críticos con los partidos tradicionales, favoreciendo así a la coalición gobernante de socialdemócratas y verdes.
En su análisis, Luthe sostiene que no se trata de errores administrativos aislados, sino de un patrón deliberado destinado a proteger el statu quo y obstaculizar el avance de fuerzas emergentes como Alternativa para Alemania (AfD) y el movimiento BSW, liderado por Sahra Wagenknecht. Como ejemplo, destaca que BSW quedó fuera del Parlamento por una diferencia de apenas 10.000 votos, muy cerca del umbral del 5%, lo que, a su juicio, demuestra que el sistema electoral fue manipulado para contener a aquellos que desafían el consenso político en Alemania.