El reciente encuentro entre Volodímir Zelenski y la nueva administración estadounidense generó un fuerte impacto en la opinión pública. Si bien algunos medios han retratado la reunión como un enfrentamiento en el que Trump y JD Vance acorralaron a Zelenski, un análisis completo de la rueda de prensa revela una historia diferente. Desde el inicio, el mandatario ucraniano mostró una actitud desafiante, con un lenguaje corporal que contradecía sus palabras y una insistencia en victimizar a su país en lugar de buscar soluciones reales para el conflicto.
Desde su llegada, Zelenski cometió errores que reflejan su falta de conciencia geopolítica y diplomática. En primer lugar, su vestimenta informal rompió con los códigos diplomáticos habituales en encuentros de alto nivel. Si bien la guerra ocurre en Ucrania, Washington no es el frente de batalla, y el respeto a la investidura de sus interlocutores era clave para un diálogo fructífero.
Su lenguaje corporal tampoco ayudó: gestos de desprecio, miradas al techo y correcciones en público tanto a Trump como a su vicepresidente evidenciaron una actitud desafiante e irrespetuosa. La torpeza alcanzó su punto máximo cuando Zelenski intentó que Trump condenara directamente a Putin, sin comprender que el rol de la nueva administración es mediar, no tomar partido de manera unilateral.
Lejos de aprovechar la oportunidad para avanzar hacia un acuerdo de paz, Zelenski optó por el enfrentamiento. Ignoró el papel de EE.UU. como principal sostén de Ucrania en la guerra y buscó imponer exigencias en lugar de negociar. Su insistencia en mantener el conflicto sin ofrecer concesiones quedó en evidencia cuando Trump le recordó que, sin el apoyo estadounidense, Ucrania no habría resistido un solo día de guerra.
Tras la reunión, su intento de disimular el fracaso fue evidente. Sus palabras de agradecimiento a EE.UU. y al Congreso sonaron vacías frente a la dura realidad: el cheque en blanco se acabó. Europa lo presiona para seguir resistiendo, pero Washington le deja claro que la hora de negociar ha llegado.
El verdadero motivo: Evitar elecciones en Ucrania
Uno de los puntos más críticos es la posibilidad de que Zelenski se aferre a la guerra para evitar convocar elecciones en Ucrania. Un cese al fuego lo obligaría a llamar a comicios, poniendo en riesgo su permanencia en el poder y el entramado financiero que ha sostenido su liderazgo en tiempos de conflicto. Su estrategia de confrontación con la nueva administración estadounidense parece estar motivada más por su propia supervivencia política que por el bienestar del pueblo ucraniano.
El resultado de esta visita fue devastador para Zelenski. En lugar de ganar respaldo, salió de Washington más aislado que nunca. Mientras Europa le insiste en seguir luchando, EE.UU. le marca el camino de la negociación. Si no cambia su postura, el tiempo dirá si su estrategia lo fortaleció o si, por el contrario, condenó a su país a una guerra interminable sin el apoyo de su principal aliado.