La presidente de México, Claudia Sheinbaum, adoptó una postura que genera más preguntas que respuestas frente a las recientes políticas migratorias implementadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Aunque llamó a mantener «la cabeza fría» en las relaciones bilaterales, su estrategia parece carecer de una acción concreta para enfrentar medidas como la reinstauración del programa «Quédate en México» y el despliegue militar en la frontera sur estadounidense.
En sus declaraciones, Sheinbaum insistió en que México no debe «agachar la cabeza» frente a Washington. Sin embargo, sus palabras no han sido respaldadas por un plan claro de acción. Mientras se limita a enfatizar la defensa de los connacionales y los derechos humanos, muchos se preguntan si estas afirmaciones representan un verdadero compromiso o solo retórica diplomática.
El gobierno mexicano anunció iniciativas como el programa «México te abraza» para asistir a los repatriados y la aplicación «ConsulApp» para brindar ayuda a los mexicanos en Estados Unidos. Sin embargo, estas medidas parecen insuficientes ante el impacto de las políticas de Trump. Críticos señalaron que estas acciones no abordan los problemas estructurales que enfrentan los migrantes, especialmente aquellos atrapados en condiciones precarias por el programa «Quédate en México».
Mientras Sheinbaum insiste en la «colaboración sin subordinación», su administración no mostró una postura firme para contrarrestar las imposiciones de Washington. Esto genera dudas sobre su capacidad para defender los intereses de los mexicanos.