Siendo la tarea más demandada de las democracias occidentales el bienestar material, la ignorancia en materia de ciencia económica es una forma de analfabetismo político. Ciertamente, es contrario a la evidencia decir que todos los móviles de la acción humana sean de naturaleza económica, y, sin embargo, lo cierto y lo concreto es que, a todas horas y en cada momento del día, el agente humano, dotado como está de conciencia moral, creatividad y voluntad independiente, se encuentra asediado por esa omnipresente condición de la existencia denominada escasez.
Es así que, la economía no surge como una reflexión desvinculada de la realidad del hombre, sino como una observación de su comportamiento frente a la escasez. La denominación misma del ser humano como agente racional (homo sapiens) implica que este raciona, es decir, que, frente al insidioso fenómeno de la escasez, el individuo somete algo que valora a una distribución ordenada. Siendo así la expresión homo económicus declara una verdad fundamental sobre nuestra condición: muchas cosas que valoramos, y que amamos, de las que finalmente dependemos deben ser sometidas a una conveniente racionalización con el fin de conservarlas el mayor tiempo posible. Quizás usted me diga que esa regla económica no se aplica a las relaciones humanas, pero al respecto le recuerdo el caso del novio empalagoso que se pasa todo el santo día pegado a su novia y que, justamente por eso, su valor como pareja decrece. Exceso de oferta baja el precio, amigo, date cuenta.
Obviamente, no es exigible que interpretemos todo vínculo humano en clave económica, pero sí es imprescindible que nos alertemos respecto de lo necesaria que es la educación económica con el fin de analizar el discurso de los políticos y sus promesas electorales. Como decía el economista, experto en teoría del caos, Robert Murphy:
«La capacidad de pensar como un economista es parte crucial de ser educado. Es importante entender la economía básica porque solo con pensamiento económico sólido es posible dar sentido a cómo funciona el mundo».
¿Qué significado tiene la frase “pensar como un economista es parte crucial de ser educado”? Significa sobreponerse a una tendencia humana fundamental: el dar por sentadas las condiciones materiales para la ejecución de nuestros fines. Significa reconocer que, en general, estas condiciones materiales deben ser creadas mediante el ingenio, el trabajo y la aplicación racional de elementos del mundo material a la conformación de herramientas que incrementen nuestras capacidades naturales. Esta tendencia a pensar en los medios como dados o pre-existentes, que prolifera en el pensamiento mágico propio de los adolescentes y constituye uno de nuestros sesgos cognitivos más comunes del pensamiento adulto no educado, es una atávica herencia ancestral. “La madre naturaleza nos provee de todo lo necesario” dice el progresista promedio. “No, mamerto; la vaca no da leche, hay que levantarse temprano a ordeñarla”. Educarse en términos económicos implicará, por lo tanto, el reconocimiento de que los medios materiales son escasos frente a una multiplicidad de fines, frente a lo cual elegir medios y fines involucrará siempre un coste de oportunidad, el cual constituye la suma de los medios no utilizados y los fines no elegidos.
Debido a que todos enfrentamos la restricción presupuestaria que nos impone la escasez, razonar como economista significa siempre pensar en términos de coste de oportunidad: cualquier fin, meta u objetivo no solo implicará el sacrificio de medios materiales para su consecución, sino la renuncia manifiesta a otros fines, que no podrán ser buscados, y menos alcanzados. Es así que el ejercicio mental que nos demanda la economía constantemente nos recuerda nuestras limitaciones y modera nuestras expectativas, lo cual, con tiempo y suficiente paciencia y tolerancia a la frustración, deviene en realismo económico y político.
¿Si usted analiza las atractivas propuestas electorales de un político demagogo no le convendría realizar ese análisis desde una posición de realismo económico y político? Bueno, comience leyendo estos cinco textos de economía básica que pueden ayudarle a mejorar su educación para ser un adulto informado:
- La economía en una lección, de Henry Hazlitt.
- El economista callejero, de Axel Kaiser.
- Pagan los pobres, de Juan Sebastián Landoni y Luciano Villegas.
- Lecciones para el economista joven, de Robert Murphy.
- Lo que se ve y lo que no se ve, de Fréderic Bastiat
¡Manos a la obra!