Por José María Quevedo
La oposición paraguaya atribuye sus sucesivas derrotas a la falta de unidad. Nada más simple, cómodo y erróneo que repetir como un mantra esta premisa falsa que no resiste el menor análisis. Revisemos los resultados de las elecciones presidenciales desde 1993 a 2023:
1993 – Escenario con tres candidatos
- 41% Wasmosy (ANR)
- 33% Laino (PLRA)
- 24% Caballero Vargas (Encuentro Nacional)
1998 – Escenario con dos candidatos
- 55% Cubas Grau (ANR)
- 43% Laino (Alianza Democrática)
2003 – Escenario de tres candidatos
- 37% Nicanor (ANR)
- 24% Yoyito Franco (PLRA)
- 21% Fadul (PQ)
2008 – Escenario con tres candidatos
- 41% Lugo (Alianza)
- 31% Ovelar (ANR)
- 22% Oviedo (Unace)
2013 – Escenario con dos candidatos (y otros dos muy débiles)
- 45% Cartes (ANR)
- 37% Alegre (Alianza)
- 9% Ferreiro (Avanza País) y Carrillo Iramain (Frente Guasu)
En 2018 – Escenario con dos candidatos
- 46% Abdo (ANR)
- 43% Alegre (GANAR)
2023 – Escenario con tres candidatos
- 42% Peña (ANR)
- 27% Alegre (Concertación)
- 22% Payo Cubas (Cruzada Nacional)
Para el promedio final no tomamos en cuenta ni la elección de 1998 (donde la oposición enfrentó al fenómeno Lino Oviedo) ni la del 2008 (en dónde el Partido Colorado no solo participó con una fuerte división interna, sino que tuvo ese escenario un tercer candidato colorado, Lino Oviedo y un “outsider” que trascendía colores como Fernando Lugo).
Si hacemos un promedio, en los escenarios con dos candidatos la ANR suma 45,5% y la Oposición 40%. Con tres; la ANR 40% y la oposición 28%.
Sintetizando; la ANR gana tanto con la oposición unida como dividida porque del voto que los opositores dan “por hecho” que sumarían “uniéndose”, hay un 5,5% que elige al candidato colorado, un porcentaje suficiente como para asegurarse el triunfo.
Ni las múltiples derrotas fueron por “ir divididos” ni las soñadas victorias se alcanzarán por el simple hecho de “ir unidos”.
Hoy, estamos en condiciones de asegurar que mientras la oposición paraguaya construya sus propuestas electorales a partir de esta falsa y cómoda premisa, la ANR seguirá ganando, ganando y gobernando.