El pedido de detención de Efraín Alegre desató una ola de twits que varían entre la ignorancia y la hijaputez. Diputados, senadores y dirigentes políticos en general salieron a rechazar (como si tuvieran la potestad) una disposición judicial.
Pudimos leer opiniones como la de la diputada Kattya González, por ejemplo; que oscureciendo sus palabras para parecer iluminada dejó demostrada, permítanme ser bien intencionado, su ignorancia en materia judicial, algo complicado si tenemos en cuenta que no solo es abogada, sino que se dedica a hacer las leyes que después rigen la vida de los paraguayos.
De esta manera, con estas palabras, la diputada pretendió cambiar el foco de la discusión, intentando ocultar que Efraín Alegre iría preso por haber incumplido las medidas impuestas por la justicia, no por una deuda; fue procesado por producción de documentos falsos y producción y uso de documentos públicos de contenido falso.
También, el senador Salyn Buzarquis salió, apenas se levantó de la siesta, a dar su opinión, si; para el no es positivo que se declare la prisión preventiva de Efraín Alegre, tal vez, al estar recién levantado se le pasó que el presidente de su partido afirmó desde el día uno que no iba a cumplir las medidas impuestas por la justicia, como si eso fuera posible.
Entiendo que ellos piensan que son de la nobleza y, si nos descuidamos, en cualquier momento pretenderán legalizar el derecho de pernada, algo que de facto tienen para con los ciudadanos de este país, pero deben saber que no es así.
Bien, mis estimados legisladores, hacedores de leyes, diosas o dioses del olimpo (parafraseando a la diputada González), déjenme comentarles algo, el Paraguay es un Estado de Derecho. Este concepto se refiere al principio de gobernanza por el cual todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente y se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios.
Entendemos que están ustedes acostumbrados a los vaivenes políticos de las alianzas momentáneas, ese juego nefasto que impide establecer políticas de estado como en cualquier país normal. Entendemos que están ustedes acostumbrados a evitar los pasillos de los tribunales y no hablar de la justicia cuando sus hijos son atrapados fumándose un porrito o cuando sus ex parejas deben demandarlos para que paguen la manutención de sus hijos; ahí nadie habla de la justicia, ahí todo es bonito y marcha sobre rieles pero, cuando tocan uno de su gavilla, arrancan el día al grito de Puta Justicia.
Lo concreto, a pesar de la defensa corporativa que ensayan, de las diatribas y palabras soeces, ya no les creemos… nada; dejen de tomarnos por estúpidos, maduren que nosotros ya lo estamos haciendo.