Cuando desde el poder legislativo se comenzaron a vislumbrar algunas señales positivas, respecto a las demandas de la ciudadanía; cuando creímos, todos, que finalmente el Paraguay iba a ser un país más «racional», aparece la cámara de diputados y deshace nuestras esperanzas en un par de horas.
Tenían para resolver el proyecto del senador Sergio Godoy de racionalización de los gastos del estado, recorte de salarios en la binacionales y la prohibición de publicidad en los medios de prensa privados.
Tenían para resolver el proyecto de su par, el diputado Hugo Ramírez, donde se establecían bajas en los costos de las instituciones educativas privadas, atendiendo la paralización de la economía en medio de la pandemia.
Pero, como para darnos una cuota de realidad, pospusieron estos proyectos (Sergio Godoy y Hugo Ramírez) al grito de «es un engendro» en el caso del proyecto del senador Godoy y se dedicaron a aprobar, por ejemplo, un proyecto de Ley que busca desdoblar atribuciones del MEC.
Después, dedicaron su valioso (y caro) tiempo, es oír las reflexiones geopolíticas del diputado Jorge Brítez, quien dijo que la pandemia por coronavirus es una «guerra bacteriológica» entre países poderosos y a Paraguay le afecta de forma leve gracias a la «medicina guaraní», o a la diputada Celeste Amarrilla, quien durante el tratamiento del proyecto de Ley que amplía los recursos para el Fondo de Garantía para las Micro, Pequeña y Medianas Empresas (Fogapy) cuestionó el apoyo a este sector y aseguró que no se les debe dar “tanta plata” ya que muchas de ellas no van a sobrevivir.
No hay como completar estas lineas, honestamente no se ya que pensar de nuestros «representantes», solo albergo la esperanza que todo lo que está sucediendo nos deje alguna enseñanza, a nosotros, a los verdaderos dueños del Estado.