Desde la masacre terrorista al Estado Judío, la cual fue craneada por Hamas y la Yihad Islámica en connivencia con Irán y otras milicias yihadistas, el mundo es un polvorín y Medio Oriente está envuelto en una escalada bélica sin precedentes. Pero este actual conflicto que se sirve de la violencia y el derramamiento de sangre inocente avivó a los antisemitas: casas judías de París y Buenos Aires han sido marcadas con la estrella de David, mientras que este martes un sector de un cementerio en Viena fue profanado.
El antisemitismo fogoneado por el extremismo islámico reflota con nuevos actos vandálicos en Alemania, Austria y Francia, casi el doble que otros años. Este lunes las fachadas de 60 viviendas de París aparecieron marcadas con la estrella de David, justamente en aquellos hogares judíos, casi como una intimidación nazi.
La alcaldesa del distrito XIV, Carine Petit, condenó públicamente estos “actos antisemitas y racistas” que “recuerdan los procedimientos de los años 30 y la Segunda Guerra Mundial que condujeron al exterminio de millones de judíos”.
Tales escraches en casas de Francia, que desencadenaron 427 detenciones en las últimas semanas, rememoran a las épocas de la persecución nazi y del Holocausto, salvando las distancias.
“Es la primera vez que estamos ante una operación que parece organizada”, declaró este martes Nicolas Nordman, adjunto del Ayuntamiento de París y encargado de la seguridad, ante la televisión francesa. “Es necesario determinar quién ha cometido esos actos para perseguirlos y condenarlos”, añadió.
Pero no sólo en Francia explotaron estos actos antisemitas ‘aislados’, sino también en Viena, Alemania y en la capital argentina, Buenos Aires.
Un sector judío del Cementerio Central de Viena fue incendiado y profanado con esvásticas durante la noche del martes, según informó este miércoles el presidente de la Comunidad Judía de Viena, Oskar Deutsch.
Con respecto a Alemania, tal como otros puntos de Europa, el antisemitismo reflotó hace 15 días tras el ataque de Hamás y bajo la mano invisible de los inmigrantes y naturalizados pro-Yihadistas que amenazan la estabilidad de naciones judeocristianas. Allí, más precisamente en el barrio de Prenzlauer Berg, anónimos señalizaron las casas judías.
En cuanto a los sucesos antisemitas en el barrio porteño de Caballito, un edificio situado en la calle Guayaquil 179 -entre Senillosa y Doblas- apareció con una estrella de David pintarrajeada sobre la puerta de vidrio del hall de entrada.
Cabe destacar que, con respecto al país galo y Alemania, según cifras del Pew Research Center, éstos poseen una población musulmana que ronda en cada nación los 5,6 millones. Ello se evidenció en los disturbios en las últimas movilizaciones pro-Palestina tras los bombardeos israelíes en Gaza.
A su vez, el caso sueco es análogo al de estos países. En la ciudad de Malmö está enquistado el fundamentalismo musulmán y suele ser azotado por tiroteos entre pandilleros migrantes.
No es un dato menor que el imán de este barrio sueco-musulmán, Basem Mahmoud dijo en un sermón «Suecia es nuestra» y llegó a reivindicar el asesinato terrorista del profesor francés Samuel Paty (2020) que fue decapitado por un musulmán checheno tras dar una clase sobre libertad de expresión.
Claramente el ataque terrorista de Hamas y el posterior llamamiento a una “Guerra Santa” por parte de fundamentalistas, activó el antisemitismo latente, lamentablemente.
Sin embargo, el añejo conflicto palestino-israelí pese a erigirse sobre la base de disputas territoriales, también abarca el prejuicio ante la otredad y tiene ciertos tintes racistas.