Las mentiras de la democracia, titule este articulo más que nada para abrir un debate interesante sobre una forma de gobierno que se nos vendió como lo más cercano a lo ideal, y por esa razón recomiendo una obra magistral de Hans-Hermann Hoppe, que se llama democracia, el Dios que fracasó. En su obra “democracia, el Dios que fracasó”, el filósofo y economista alemán argumenta que la democracia es una mentira y una falacia. Según Hoppe, la democracia se presenta como el gobierno del pueblo y para el pueblo, pero en la realidad funciona como una forma de dominio de las minorías políticas y de los grupos de interés que controlan el poder y que con ese poder someten a la población.
Según la teoría de Hoppe, la institución de la democracia implica una transferencia de poder del individuo a una congregación determinada, es decir a la elite política de un país, que se considera como la encarnación de la voluntad general. Esta transferencia pretende proteger los derechos individuales, pero realmente, ha dado lugar al surgimiento de una élite que designa a los líderes políticos como meros delegados, y otorga a los ciudadanos un control de papel sobre la selección de los representantes a través del voto popular que es la forma en que se legitima en el poder. Sin embargo, lo que resulta del proceso electoral no es un control de los ciudadanos sobre sus representantes, sino una legitimación del poder de las minorías políticas, organizar intereses, y grupos de presión.
En consecuencia, la noción de democracia desde esta perspectiva resulta una falacia, puesto que su funcionamiento no está orientado a la protección de los derechos individuales, sino a la perpetuación del poder por los grupos que lo controlan y en nuestro país tenemos muchos ejemplos de perpetuación en el poder sin llegar a una dictadura, sino que en plena democracia sucedió y sigue sucediendo. A los ciudadanos se les presentan diferentes opciones políticas para elegir líderes en las elecciones, pero para Hoppe, esto es simplemente una elección entre líderes de diferentes grupos que prometen las políticas y programas para conquistar el poder. En el momento en que las elecciones finalmente se celebran, la victoria de un candidato no significa realmente la victoria de una determinada idea o de una voluntad popular general, sino la victoria de los grupos organizados que lo promovieron.
La democracia representa así una institución que ha fallado en su misión, puesto que no logra proteger los derechos individuales de las personas, sino que se malgasta en procesos electorales que son en realidad la propaganda de los grupos de poder. La democracia, por tanto, no es un gobierno del pueblo, sino un engaño que legitima el poder de las minorías políticas.
La democracia es ampliamente considerada como uno de los sistemas políticos más justos y equitativos del mundo. Sin embargo, la realidad es que la democracia a menudo no cumple con las expectativas que se le atribuyen. A continuación, pasare a explicar algunas de las mentiras más importantes de la democracia:
La igualdad no existe
La idea de igualdad es un valor fundamental en la democracia, pero en la realidad la igualdad no existe en la democracia en su forma más pura; las diferencias étnicas, económicas y sociales afectan extremadamente la toma de decisiones y la participación política. Además, los sistemas de gobierno no siempre garantizan la representación de todas las clases y grupos compuestos dentro de la sociedad.
La democracia es corrupta
A pesar de que la democracia se basa en la participación ciudadana y el control popular, no siempre garantiza la ausencia de corrupción. La corrupción es una de las principales preocupaciones de muchas democracias, y puede tomar muchas formas diferentes. La corrupción política puede incluir, por ejemplo, el tráfico de influencias, la financiación de partidos políticos por empresas privadas, entre otras cosas, y todo lo mencionado no hace faltar hablar de nuestro país, pues a las pruebas me remito, el sistema democrático del Paraguay es corrupto.
Las promesas políticas no siempre se cumplen
Los políticos durante sus campañas prometen al pueblo cambios concretos y mejoras en la calidad de vida, la educación, la economía, etc. Sin embargo, lo que se promete no siempre se cumple, ya que son discursos muchas veces populistas, en donde generalmente las promesas son cosas que la mayoría de la gente quiere escuchar, sin siquiera analizar si son o no factibles. Además, una vez que un candidato es elegido, puede tener intereses diferentes de los de sus electores y estos intereses a menudo guían la toma de decisiones e incluso pueden llevar a la traición de la confianza del electorado que es lo que generalmente termina por ocurrir.
La democracia tiene muchas facetas positivas, pero siempre será imperfecta. Debemos estar constantemente alerta de los riesgos que siempre serán presentes a pesar de su laudable ambiente. Las mentiras de la democracia no son características esenciales de la democracia, sino debilidades que deben ser enfrentadas y corregidas para mejorar nuestro sistema político y fortalecer la participación ciudadana.
El argumento que presenta Hoppe sobre “La democracia, el Dios que fracasó” representa una crítica importante a la democracia como institución y su fracaso en cumplir su supuesta misión. La democracia como la conocemos hoy en día ha fallado en proteger los derechos individuales y ha sido utilizada por las minorías o elites políticas para perpetuar su poder y en el poder. En lugar de promover la democracia como un modelo político más virtuoso, deberíamos debatir su capacidad para proteger los derechos individuales y buscar nuevas formas de organización política que respeten estos valores esenciales.