John Locke, pensador y vocero de la Gloriosa Revolución Inglesa de 1688, decía que los aduladores asumían un rol protagónico en el gobierno que provocaba que el líder pierda el sentido de la realidad y el deseo desmedido por el poder. Y hasta hoy tiene razón.
A días de asumir el Ejecutivo nacional, el presidente de la República no se debe dejar adular por los bufones del estatismo que lo llevarán a mal puerto. Más bien debe aprovechar una oportunidad única para hacer del Paraguay un país próspero en libertad.
Los bufones del estatismo le dirán lo de siempre. Que el crédito proveniente del estímulo estatal es una panacea. Sin embargo, si se deja seducir por esos bufones habrá cometido un grave error. Si el presidente Peña insiste en las políticas de endeudamiento y no corrige el déficit mediante reformas, así como el de llevar a cabo la política de crear un torrente de crédito hacia el mercado privado para mejorar la economía, entonces habrá caído en la tentación.
Le durará unos meses el auge. Pero habrá creado una burbuja que más temprano que tarde estallará. Luego vendrán tiempos riesgosos para él y sobre todo para el país.
La inyección de recursos vía estatal es una trampa que continuamente los gobiernos tienden a caer, aquí en Paraguay y en otras partes. En Obras Públicas, Industria, Comercio, Agricultura y Ganadería se podrán inyectar dinero como parte de un plan de dinamizar la economía, pero no lograrán su cometido.
Probablemente el presidente Peña cuenta con un programa de medidas, pero si están basadas en el financiamiento estatal habrá de cometer un grave error.
Solo es cuestión de tomar en cuenta lo que a la fecha ocurre, por ejemplo, aquí cerca en Argentina. El presidente Peña debe hacer algo diferente. Debe ampliar lo más rápidamente posible la libertad económica en el presente obstaculizada por la cultura del trámite y la coima, por la falta de garantías a la propiedad privada. Y lo debe hacer en menos de un año, luego será tarde.
Señor presidente, no se deje adular por los bufones, los mismos de siempre y otros que se sumarán a cantarle loas perdiendo usted el sentido de realidad y compromiso con la Constitución y los habitantes de este país.