La ex colonia holandesa, que atraviesa una grave crisis económica, no puede devolver los créditos del Banco de Exportación e Importación de China y la intransigencia de Beijing le impide acceder a un paquete de alivio del FMI
Surinam, una nación de unos 600.000 habitantes situada en la costa nororiental de Sudamérica, atraviesa una grave crisis económica y social. El cóctel explosivo incluye recesión económica, inflación y una crisis descontrolada de deuda pública.
Agobiado, el país recurrió al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de asistencia financiera. Como contrapartida, se comprometió a implementar reformas económicas y reestructurar su deuda. Pero los USD 700 millones que destinó el Fondo para aliviar la pesada carga siguen sin desembolsarse debido a que el Banco de Exportación e Importación de China (China Exim Bank) se niega a negociar una reestructuración de la deuda que Surinam tiene con él.
“No hay información sobre las conversaciones bilaterales con China”: esa es la frase que más se repite en los pasillos del FMI y en el gobierno de Surinam cuando se consulta sobre las negociaciones.
Además de China, acreedor del 17% de la deuda pública de Surinam, el país le debe un 40% de su deuda a tenedores de bonos privados y bancos comerciales y un 25% al Banco Interamericano de Desarrollo.
Salvo con China, todas las negociaciones avanzaron.
El Club de París, una agrupación de países acreedores logró alcanzar un acuerdo de reestructuración en junio de 2022. Como muestra de su compromiso, India también se sumó al acuerdo en enero de 2023, sumando aún más apoyo internacional a los esfuerzos de recuperación del país.
El miércoles pasado, informó Reuters, Surinam también alcanzó un principio de acuerdo con su comité de acreedores de eurobonos. El pacto para reestructurar los dos bonos pendientes de Surinam en dólares incluye un único título de 650 millones de dólares a 10 años con un tipo de interés del 7,95%, lo que supone un “recorte del 25% sobre el total de los reclamos”. El acuerdo proporcionará al país más de 900 millones de dólares de alivio del flujo de caja entre 2020 y 2026. Entre los miembros del comité, que posee alrededor del 75% de los bonos en circulación, se encuentran Franklin Templeton Investment Management Limited, Eaton Vance Management, Grantham, Mayo, Van Otterloo & Co LLC, Greylock Capital Management LLC y T. Rowe Price.
Y a medida que Surinam avanza en su proceso de reestructuración de deuda, se espera que el BID también se sume a este pacto.
Pero en Beijing nadie atiende el teléfono
El Banco de Exportaciones e Importaciones de China prestó casi 800 millones de dólares en seis créditos, entre 2008 y 2019. El dinero, en un clásico del gobierno de Xi Jinping, debía destinarse a la construcción de varias infraestructuras, como carreteras, viviendas y la ampliación del aeropuerto de la capital, Paramaribo. Claro que no supuso más empleo para los surinameses, sino que todos los proyectos que impulsa China siempre son con empresas chinas, ingenieros chinos, trabajadores chinos y equipo chino…
Y ahora Surinam no puede devolver los préstamos.
El contexto se agrava porque si el gigante asiático no se sienta a conversar no llegará el alivio que tanto necesita el país, sumido en una crisis económica y social, con focos de violencia en las calles. De hecho, sin avances en esa negociación bilateral, Surinam no puede acceder a los USD 700 millones del FMI.
En 2021, el FMI implementó el plan para alentar a los acreedores internacionales a reestructurar la abrumadora carga de la deuda de Surinam. En este tipo de situaciones, el FMI suele requerir que los países deudores presenten un plan detallado sobre cómo tienen la intención de reembolsar a sus acreedores, a menudo a través de medidas de austeridad. Una vez que el país cumple con el plan, el FMI desembolsa gradualmente los fondos del préstamo. Este enfoque garantiza que el FMI no cubra los déficits de los países de manera incondicional, permitiendo así disponer de suficientes recursos para ayudar a otros países en necesidad.
Surinam negoció con todos, pero con el único con el que no logra avances de ningún tipo es con China. La actitud intransigente es conocida en el mundo – principalmente en África y Asia- como “la trampa de la deuda china”.
Beijing despliega su poder económico, logra posicionarse en regiones que le interesan para hacer contrapeso a las potencias occidentales, y cuando los países no puedan pagar, se apodera de sus activos.
Los prestamistas chinos se atrincheran y se mantienen firmes especialmente con los países que no están en el foco mediático… Como Surinam.
¿Qué busca China con la demora de esta negociación? Beijing podría estar detrás de la ilusión del país más pequeño de Sudamérica: los nuevos yacimientos petroleros marinos.
China sigue con atención lo que sucede en Guyana, vecina de Surinam, donde también se descubrieron yacimientos marinos y la producción de petróleo se acelera. Allí el PIB creció un 62,3% en 2022 y el FMI vaticinó que la deuda pública caerá al 24,1% en 2025.
Ya hay quienes relacionan la negativa china a negociar una reestructuración de deudas con los descubrimientos petroleros surinameses…
Infobae