Los miembros de la Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC) condenaron hoy el veredicto de culpabilidad impuesto a Jimmy Lai, ciudadano británico, fundador de medios de comunicación y uno de los defensores más destacados de las libertades democráticas en Hong Kong. Los legisladores denunciaron un “veredicto predeterminado” que “condena mucho más a las autoridades de Hong Kong que al ciudadano británico que han decidido perseguir”.
El comunicado está firmado por 76 legisladores, entre ellos el presidente y el miembro de mayor rango del Comité Selecto del Congreso sobre el Partido Comunista Chino, los representantes John Moolenaar y Raja Krishnamoorthi (Estados Unidos); la baronesa Helena Kennedy of the Shaws (Reino Unido); la eurodiputada Miriam Lexmann, presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las Relaciones con China; y el eurodiputado Engin Eroglu. Entre los firmantes también figuran el diputado José Ramos, de Panamá, y la representante Fan Yun, de Taiwán.
Declaración sobre la emisión de un veredicto en el caso de Jimmy Lai
Nosotros, miembros de la Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC), condenamos en los términos más enérgicos el veredicto injusto y vengativo impuesto a Jimmy Lai por las autoridades de Hong Kong, un fallo que se burla del Estado de derecho y desacredita a todos los responsables de su dictado.
Los actos de los que se acusa a Jimmy Lai no constituirían delitos en ninguna jurisdicción que respete los derechos fundamentales. Su defensa no violenta de la Declaración Conjunta Sino-Británica debería haberlo consagrado como una figura respetada en Hong Kong, y no convertirlo en un objetivo de persecución.
Si la Declaración Conjunta Sino-Británica y otros instrumentos jurídicos vinculantes del derecho internacional hubieran sido respetados por Pekín, este proceso judicial nunca habría podido avanzar. El sufrimiento de Jimmy Lai se debe, por lo tanto, en parte, al fracaso de la comunidad internacional para hacer cumplir las obligaciones legales de China. En consecuencia, corresponde a nuestros gobiernos dejar en claro que las graves violaciones del derecho internacional conllevan consecuencias para las relaciones bilaterales y multilaterales. No puede haber normalidad en las relaciones con un Estado que persigue a personas inocentes sobre la base de acusaciones fabricadas.
Jimmy Lai fue acusado falsamente de participar en las actividades de IPAC, hasta el punto de que personal de IPAC fue formalmente señalado como “coconspiradores” en su juicio. IPAC ofreció en reiteradas oportunidades presentar pruebas exculpatorias que refutaban estas afirmaciones, las cuales son demostrablemente falsas. Las autoridades optaron por ignorar dichas ofertas, prefiriendo la fabricación antes que los hechos. Si bien IPAC se habría sentido honrada de trabajar con Jimmy Lai, nunca existió tal colaboración.
Este fue un juicio simulado que estuvo muy lejos de cumplir con los estándares internacionales de un proceso justo. Entre numerosas y graves violaciones al debido proceso, a Jimmy Lai se le negó la representación legal de su elección. Fue sometido a un prolongado confinamiento en régimen de aislamiento sin atención médica adecuada, así como a violaciones de su libertad religiosa, incluida la negación de la comunión. Su estado de salud se ha deteriorado gravemente, causando una profunda angustia a su familia y a personas de todo el mundo.
Junto con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y personas de buena voluntad, los miembros de IPAC en todo el mundo han reclamado de manera reiterada y constante la liberación inmediata e incondicional de Jimmy Lai. Estos llamados han sido recibidos con silencio.
En este trágico momento, volvemos a exhortar a nuestros gobiernos a condenar esta parodia de la justicia: un veredicto predeterminado que condena mucho más a las autoridades de Hong Kong que al ciudadano británico que han decidido perseguir.
Reafirmamos nuestra admiración por Jimmy Lai, nuestra solidaridad con sus seres queridos y nuestra preocupación por los muchos otros presos políticos en Hong Kong, para quienes este veredicto augura un futuro oscuro y peligroso. Estamos unidos en el lamento por la pérdida del Estado de derecho en Hong Kong, junto con la desaparición de gran parte de aquello que alguna vez convirtió a la ciudad en motivo de admiración mundial.




