A mediados de este año que termina, Joseph Hage, especialista en temas del Medio Oriente y antiterrorismo, mostró como en barrios de New York habían aparecido patrullas de musulmanes impidiendo la venta de alcohol, algo similar a lo que ocurrió en Europa a principios del Siglo XXI.
En agosto 2025, en el condado de Dearborn, Michigan, un grupo de musulmanes lograron que el gobierno de la ciudad bautizara una calle con el nombre de Osama Siblani, personaje señalado por sus simpatías con posturas yihadistas. Un vecino de la zona, molesto con el suceso, protestó. La repuesta de Abdullah Hammoud, alcalde del condado, fue: «No perteneces a esta ciudad, islamófobo. ¡Fuera! Vamos a festejar cuando te vayas».
Debemos recordar que Dearborn alberga a una de las comunidades más grandes de musulmanes de Estados Unidos. Para muchos simpatizantes woke, el alcalde solamente está luchando contra la discriminación y la islamofobia. Sin embargo, en realidad, es un intento de callar las voces disidentes, en especial, de quienes se oponen al radicalismo islámico. Esa no fue la única polémica en la ciudad, pues a inicios de septiembre, el jefe de la policía local puso letras en árabe en el escudo de la institución. Varios expertos en el asunto, entre ellos, Joseph Humire, ven en esos gestos una islamización del espacio común.
El 4 de noviembre pasado, Zohran Mamdan ganó la alcaldía de New York. Pero no es el único, en noviembre de 2024, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Andre Carson fueron electos representantes en las elecciones del Congreso Federal, por los estados de Michigan, Minnesota e Indiana, respectivamente; los primeros musulmanes congresistas en la historia reciente.
En un país formado por migrantes, la presencia de musulmanes puede parecer normal. Empero, no se trata de una muestra de la diversidad religiosa y cultural, sino del avance paulatino del islamismo político, una doctrina radical que amenaza todas las libertades. De hecho, en un plan elaborado en 1991, la Hermandad Musulmana estableció objetivos para conquistar los Estados Unidos desde adentro. Algo que no debería sorprendernos, ya que tenemos la reciente experiencia europea. Sobre el punto, la inmortal Oriana Fallaci, dijo:
La amenaza musulmana avanza sin cimitarras, esta vez, sin picas, sin banderas, sin caballos árabes. Pero los soldados que la componen son belicosos como sus antepasados, es decir, los moros que hasta el siglo XV dominaron España y Portugal. Como sus antepasados ocupan nuestras ciudades, nuestras calles, nuestras casas, nuestras escuelas. Y a través de nuestra tecnología, nuestros ordenadores, nuestra Internet, nuestros teléfonos móviles, se infiltran dentro de los ganglios de nuestra civilización. Preparan las futuras oleadas
Pero los radicales islámicos no son los únicos que están causando problemas en Estados Unidos. Por ejemplo, la subsecretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Tricia McLaughlin, ha cifrado en casi 7200 los criminales (inmigrantes ilegales) protegidos en Nueva York, que se ha convertido en una especie de ciudad santuario para todos los malandros y terroristas. Al respecto, el periodista, Luis Ferré-Sadurní, en una entrevista para: www.nytimes.com, afirma:
El Departamento de Policía ha dicho que la banda está detrás de una serie de robos en comercios minoristas, y que se ha centrado en productos de gama alta en grandes almacenes. La policía también ha relacionado al Tren de Aragua con robos con vehículos que, según las autoridades, los miembros de la banda cometen en scooters o patinetes, arrebatando teléfonos móviles y relojes caros a la gente en la calle. En junio 2024, un inmigrante venezolano de 19 años que, según dijo la policía, admitió ser miembro del Tren de Aragua, fue acusado de disparar a dos agentes de policía cuando intentaron detenerlo mientras conducía un patinete.
Es evidente que Estados Unidos está siendo víctima de algo que nosotros, los hispanoamericanos tenemos amplia experiencia: el joint venture entre el crimen trasnacional, el Socialismo del Siglo XXI y el radicalismo islámico. En conclusión, Las Américas se encuentran entre la Yihad Global y el crimen trasnacional.




