Javier Milei consiguió este domingo algo más que una victoria electoral: salvó su gobierno. La elección, que terminó por encima de las expectativas del oficialismo, ratificó que la alianza con el macrismo fue fundamental para revertir la tendencia negativa de los últimos meses. Sin ese entendimiento político, los números hubieran sido otros: sin el respaldo de Juntos por el Cambio, Milei había perdido por 14%; con la alianza, ganó por 1%. En el distrito más importante del país, el presidente logró descontar 15 puntos, una remontada que no se explica sin la estructura y el voto moderado del espacio que lidera Mauricio Macri.
No obstante, no todos los votos fueron a favor de Milei. Muchos argentinos votaron, más bien, para que el pasado no vuelva. Es un mensaje claro que el presidente no puede ignorar. La sociedad le dio una nueva oportunidad, pero también una advertencia: sin acuerdos y sin una estrategia política sostenida, la gobernabilidad puede esfumarse tan rápido como llegó el repunte electoral. Milei está obligado a consolidar las alianzas que le permitan avanzar con sus reformas, pero sin caer en la soberbia ni en los reflejos personalistas que marcaron sus primeros años de mandato.
Kicillof, el “perdedor ganador”
Del otro lado del tablero, Axel Kicillof emerge como uno de los vencedores silenciosos de esta contienda. Aunque muchos lo señalan como responsable de la derrota kirchnerista en la provincia de Buenos Aires, el gobernador logró asegurar gobernabilidad para sí mismo y para los intendentes que le responden. Su estrategia fue clara: entregó la boleta nacional para que Cristina Kirchner la organizara y cargara con el costo político de la derrota. Así, mientras el kirchnerismo nacional se derrumba, Kicillof preserva su territorio y su futuro.
Los intendentes bonaerenses siguieron el mismo libreto: una vez garantizados sus feudos locales por el desdoblamiento electoral, se desentendieron de la campaña nacional. En ese sentido, el peronismo perdió la elección, pero Kicillof y los barones del conurbano salvaron su poder.
Boleta Única y mensaje a los gobernadores
Otro de los grandes ganadores de esta elección fue el sistema de Boleta Única de Papel, que demostró su eficacia y transparencia. Por primera vez en mucho tiempo, el peronismo no pudo aprovechar sus tradicionales mañas electorales que históricamente representaban un 3% de los votos. El nuevo mecanismo cerró la puerta a esas prácticas y garantizó un conteo más limpio y representativo.
Los gobernadores provinciales que aún se mantienen en la vereda de enfrente de Milei también deben tomar nota: las urnas hablaron con claridad. El mensaje es contundente: los argentinos no quieren volver al pasado. Si el gobierno logra interpretar correctamente esta señal y consolida acuerdos con los actores políticos dispuestos al diálogo, el país puede entrar en una nueva etapa de estabilidad y reformas reales.
Qué debe hacer Milei ahora
El resultado no le da un cheque en blanco al presidente, pero sí una oportunidad única para reconstruir legitimidad política. El desafío es abandonar la lógica del enfrentamiento permanente y construir mayorías circunstanciales sobre temas concretos. Si Milei apuesta a los acuerdos —sin renunciar a sus principios—, podrá avanzar en su agenda de transformación. Si vuelve al aislamiento o al exceso de confianza, el capital político ganado en las urnas se evaporará rápidamente.
En definitiva, Milei ganó una elección, pero sobre todo ganó tiempo. Tiempo para gobernar, para consolidar su coalición y para demostrar que el cambio que prometió puede traducirse en gestión y resultados. El país, mientras tanto, espera menos épica y más soluciones.




