Dos medios de comunicación intentaron generar un espacio de debate entre los candidatos de la oposición en Asunción, pero ambos esfuerzos fueron frustrados por la negativa de Soledad Núñez a participar. La exministra de Horacio Cartes y precandidata por la alianza “Unidos por Asunción” rechazó las invitaciones del periodista Enrique Vargas Peña y del comunicador Luis Bareiro, quienes buscaban propiciar un intercambio abierto de ideas con la ciudadanía como testigo.
La diputada Johana Ortega, también invitada a dicho debate, confirmó públicamente que el encuentro fue cancelado porque Núñez se negó a asistir. Según explicó, los organizadores le comunicaron que la respuesta de Núñez fue que no debatiría con otros candidatos.
En contrapartida, la aspirante sí ha aceptado entrevistas individuales, sin contrapartes ni preguntas de otros participantes, donde reitera su postura de que el método más adecuado para definir al candidato de la oposición debe ser una encuesta.
La actitud de Núñez fue interpretada en diversos círculos políticos y periodísticos como una muestra de intolerancia y autoritarismo, impropia de quien pretende liderar un proyecto que dice promover la unidad y el diálogo. Rehusarse a debatir en igualdad de condiciones, señalan analistas, refleja una visión cerrada y poco democrática, especialmente en una etapa donde la transparencia, la confrontación de ideas y la apertura hacia el electorado son valores esenciales.
Mientras tanto, el silencio de Núñez ante la posibilidad de contrastar sus ideas con otros candidatos deja en evidencia una tendencia a controlar el discurso y evitar la exposición pública, en un estilo que varios observadores califican de dictatorial en lo comunicacional.
En tiempos en que la democracia exige debate, apertura y confrontación de proyectos, la candidata parece optar por la comodidad del monólogo antes que por el ejercicio republicano del diálogo.




