Olimpia venció ayer 2-0 a Tembetary en Villa Elisa, pero el resultado apenas disimula la pobreza del juego que mostró el Decano. El franjeado ganó por dos acciones individuales, no por un plan colectivo; volvió a exhibir falta de ideas, desorden en el mediocampo y escasa agresividad defensiva.
El partido se desbloqueó en el segundo tiempo: a los 59 minutos, Rodney Redes rompió la igualdad con una definición en el área tras una conducción individual que más evidenció la ausencia de elaboración que la superioridad. El segundo cayó a los 89 minutos cuando Hugo Quintana concretó un contragolpe letal que selló el 2-0; fue un remate efectivo pero no la síntesis de un equipo con convicción táctica.
Lo más inquietante es la carencia de identidad. Olimpia depende de chispazos y de la calidad individual de algunos jugadores, pero carece de propuesta: no presiona con intensidad coordinada, pierde el control del mediocampo y vuelve al recurso de buscar rápidamente a los delanteros sin construir juego. Tembetary, con limitaciones, supo generar ocasiones y poner en apuros a la defensa franjeada, lo que desnuda errores de lectura y repliegue.
La victoria suma en la tabla, pero no aporta respuestas. La afición exige más que un marcador: exige fútbol, proyecto y coherencia. Ganar confirma la solvencia histórica de Olimpia, pero también deja en evidencia que, mientras no aparezca una idea colectiva clara, cada triunfo será un parche que disimula una deriva preocupante. El técnico debe resolverlo rápido pero no tiene con que hacerlo.