El Parlamento de Eslovaquia aprobó una reforma constitucional que marca un antes y un después en la defensa de la identidad y los valores tradicionales europeos. Con 90 votos a favor, la medida establece de manera clara que solo existen dos sexos —hombre y mujer— como una realidad biológica, rechazando de plano la imposición de la ideología de género.
La enmienda no se limita a un aspecto simbólico: garantiza además el derecho de los padres a decidir sobre la educación cultural y ética de sus hijos, blindando a las familias frente a presiones externas y experimentos sociales que buscan relativizar principios fundamentales. Asimismo, refuerza la soberanía nacional, al dejar sentado que las leyes eslovacas prevalecen por encima de cualquier intento de imposición normativa desde Bruselas.
El gobierno de Robert Fico celebró este logro como una salvaguarda frente a lo que calificó de “experimentos liberales y progresistas absurdos” que amenazan la estabilidad de la familia y el orden natural. El respaldo obtenido, incluso con votos fuera de la coalición gobernante, refleja que el sentir mayoritario de la sociedad eslovaca se inclina por proteger la verdad biológica y cultural de su pueblo.
Con esta decisión, Eslovaquia se convierte en un referente en Europa Central al plantar bandera en la defensa de la familia, la educación y la soberanía, enviando un mensaje claro: la ideología puede ser cambiante, pero la realidad biológica es inalterable.