El coordinador de la llamada flotilla de Gaza, Khaled Boujemâa, anunció su dimisión en medio de fuertes tensiones internas, tras denunciar la presencia de activistas LGBTQI+ en la delegación. Entre ellos se encuentra Saif Ayadi, quien se presenta públicamente como “activista queer”.
“Nos mintieron sobre la identidad de algunos participantes de la vanguardia de la flotilla; acuso a los organizadores de habernos ocultado este aspecto”, declaró Boujemâa en dos transmisiones de video difundidas en redes sociales.
La polémica no tardó en escalar. Reconocidas figuras como la activista Mariem Meftah y el presentador Samir Elwafi condenaron lo que calificaron como un intento de imponer una agenda cultural progresista ajena a la causa palestina. Según ellos, la inclusión de estos perfiles constituye un “cruce de la línea roja” y un ataque directo a los “valores sociales y culturales de Palestina”.
El episodio ha desatado sospechas sobre los verdaderos objetivos de la flotilla. Algunos observadores sostienen que, dado que los organizadores nunca tuvieron intención real de llegar a Gaza, estarían amplificando estas disputas para justificar la deserción de participantes y el fracaso anticipado de la misión.
La controversia refleja no solo las tensiones ideológicas dentro del movimiento internacional pro-palestino, sino también la fragilidad de las iniciativas de solidaridad que, en muchos casos, terminan debilitadas por agendas externas y divisiones internas.