Esta vez le tocó el turno a General Caballero de Mallorquin en humillar a un Olimpia en ruinas. El Decano de nuestro futbol parece la imagen de cualquier sociedad woke: sin rumbo y con ideas decadentes.
Ayer por la tarde en el estadio Ka’arendy de Juan León Mallorquín, General Caballero JLM propinó una humillación merecida a un Olimpia desastroso, venciéndolo por 2-0 en la novena fecha del Torneo Clausura 2025.
Los goles de Clementino González Martínez, uno en cada tiempo, sellaron el destino de un «Decano» que jugó como un equipo amateur, perdido en el barro del campo y en su propia mediocridad.
Olimpia, ese gigante caído, nuevamente exhibió un fútbol patético: defensa permeable como un colador, mediocampo inexistente y ataque estéril. No generaron una sola ocasión clara, errando pases básicos y mostrando una falta de actitud escandalosa.
Esta derrota no es aislada; es una más de una crisis profunda, con el equipo en caída libre, lejos de su gloria pasada. Jugadores como los veteranos que parecen jubilados en la cancha, y la dirigencia que no se avergüenza por este esperpento de equipo que armaron.
El colofón fue la renuncia inmediata de Ramón Díaz y su hijo Emiliano en conferencia de prensa. El argentino, que duró apenas un mes con resultados paupérrimos (solo dos victorias en siete partidos), admitió el fracaso y pidió disculpas a la afición, urgiéndola a apoyar al club en esta debacle.
Olimpia necesita una revolución urgente; de lo contrario, un abismo profundo les espera. General Caballero, en cambio, celebró con justicia su triunfo heroico y vislumbra ciertos chispazos de esperanza de permanecer en primera división.