Sportivo Trinidense sacudió la cancha de Villa Alegre y avergonzó con autoridad por 4‑3 a un Olimpia que sigue sin encontrar rumbo y sólo le queda culpar al arbitraje.
Desde el pitazo inicial, fue el Decano quien salió con hambre. Un zapatazo de Sebastián Ferreira al minuto 6 inauguró el marcador y desató lujuria en la parcialidad franjeada. Olimpia tuvo un primer tiempo con claridad; Hugo Quintana amplió la ventaja en el minuto 43 ante una defensa descuidada.
El visitante mostraba orden, pero sus jugadores se fueron a un cumpleaños en la segunda parte. Apenas comenzaba la segunda mitad, Ronaldo Báez descontó a los 46 minutos y encendió la esperanza local.
Como ya se hizo costumbre, el franjeado se desdibujó por completo. A los 67′ y 79′, Néstor Camacho ejecutó dos penales tras faltas infantiles de Sebastián Ferreira y Richard Ortiz, lo que volteó el partido de manera esperada.
Recién estando en desventaja, los jugadores de Olimpia volvieron en sí, y Luis Morales empató a los 84 minutos.
Aun así, Olimpia no supo rearmarse, le faltó carácter, concentración y contundencia defensiva (aspecto que arrastra desde hace años), y en el minuto 92, Tomás Rayer clavó el 4‑3 final para los del barrio trinidad.
El conjunto local demostró fortaleza mental y gol en momentos clave. Aunque aún lejos de ser el gran favorito, mostró que su espíritu combativo y definición pueden hacerle daño a cualquiera.
En cambio, Olimpia volvió a evidenciar fragilidad colectiva, errores defensivos graves, dependencia de pocas individualidades y un planteo que no solventó la presión de la segunda mitad. Fue otro golpe fuerte, y apenas arrancado el campeonato, el rey de copas de a poquito se va despidiendo.