El discurso catastrofista del cambio climático sufre otro revés. Una reciente investigación científica liderada por la Universidad Tongji, de China, ha documentado lo que muchos medios y burócratas climáticos no quieren que se sepa: entre 2021 y 2023, la masa de hielo en regiones del este de la Antártida no solo dejó de disminuir, sino que aumentó de forma notable.
Utilizando los datos satelitales GRACE y GRACE-FO de la NASA, los expertos detectaron un aumento medio de 108 gigatoneladas de hielo por año en zonas como Wilkes Land y Queen Mary Land. Esto representa una reversión total de la tendencia de la década anterior, donde se reportaba una pérdida promedio de 142 gigatoneladas anuales. La explicación científica es clara: un aumento excepcional de las precipitaciones en la zona, favorecido por mayores niveles de humedad atmosférica.
Glaciares que durante años fueron presentados como «prueba del calentamiento global irreversible», como Totten, Denman y Moscú, han comenzado a recuperar masa. Estos datos, publicados en Science China Earth Sciences, echan por tierra la narrativa simplista del derretimiento global inminente que ha sido impulsada desde hace años por lobbies ecologistas, ONGs y organismos internacionales, con el respaldo acrítico de la mayoría de los grandes medios de comunicación.
Este giro inesperado no solo revela la enorme complejidad e imprevisibilidad del clima terrestre, sino que obliga a replantear el uso político del discurso climático. Porque mientras algunos científicos honestos piden prudencia y análisis de largo plazo, otros sectores usan el miedo como herramienta de manipulación para imponer agendas ideológicas globalistas.
Lejos de buscar comprensión, estos sectores promueven regulaciones asfixiantes, impuestos al carbono, restricciones productivas y censura del disenso científico. La “emergencia climática” se ha convertido en el caballo de Troya perfecto para avanzar con modelos de control social, económico y político, disfrazados de altruismo ambiental.
Este estudio no niega que existan desafíos ambientales, pero pone en evidencia lo que muchos callan: el clima cambia, pero no según el guion ideológico de quienes lucran con el pánico. El hallazgo de un crecimiento sustancial del hielo en la Antártida Oriental es una señal clara de que la ciencia real está muy lejos del alarmismo militante.