En un acto que desafía toda lógica y sentido de justicia, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado la asignación de 2.500 millones de euros al llamado «gobierno interino» sirio, en un momento en el que la región es testigo de una brutal masacre contra minorías cristianas y alauitas.
En los últimos días, cerca de 7.000 personas han sido asesinadas, y entre ellas, más de 2.000 eran cristianos, víctimas de una persecución sistemática que se lleva a cabo ante la inacción (y ahora la complicidad financiera) de Bruselas. Mientras las comunidades cristianas son exterminadas en Siria, Von der Leyen sigue destinando fondos a estructuras que han sido denunciadas por estar infiltradas por grupos extremistas.
Este nuevo paquete millonario no solo ignora la tragedia humanitaria, sino que pone en evidencia la peligrosa desconexión de la Unión Europea con los principios que dice defender. En lugar de velar por la seguridad de las minorías perseguidas, su líder opta por enviar miles de millones a un «gobierno» cuya vinculación con facciones radicales ha sido señalada en múltiples informes.
La pregunta es inevitable: ¿a quién sirve realmente Von der Leyen? Mientras los cristianos y alauitas en Siria son exterminados, la Comisión Europea no solo guarda silencio, sino que además financia a quienes están detrás del caos. Una decisión inmoral que debería generar un fuerte repudio en toda Europa.