Por Carlos Duarte
En Paraguay tenemos muchas cosas que forman parte de nuestra cultura y costumbres, algunas buenas y otras no tanto. Una de ellas, que no es tan favorecedora, es la carencia, pero no la carencia material que existe en cualquier parte del mundo (y de la cual no estamos exentos), sino la carencia ideológica que tenemos en nuestro panorama político. La mayoría de los partidos políticos en Paraguay carecen de un norte ideológico o lo ignoran. En sus actas, manifiestos y cartas fundacionales hay ciertos «valores» que promulgan, pero que quedan en letra muerta. Todos son simples antros con un rejunte ideológico poco comprensible, derivando en grupos efímeros cuyo único objetivo es electoral.
Y esto no es exclusivo de los nuevos partidos y movimientos (llámese concertación, alianza, etc.), sino también de los partidos tradicionales. Tomemos como ejemplo a los dos partidos más relevantes de nuestra historia. El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), como su nombre lo indica, sería un partido político de tendencia «liberal», y quizá alguna vez lo fuera (ya que tuvo grandes pensadores), pero ahora mismo es un partido que trabaja implícitamente desde una postura de centroizquierda, inclinándose incluso hacia la izquierda más rancia. Pruebas no faltan; solo hay que mirar su accionar político.
Pasemos a la Asociación Nacional Republicana (ANR), el partido más grande en la actualidad. Con inicios en el liberalismo (José S. Decoud, Juan C. Centurión) por sus doctrinarios formados en esa corriente ideológica, pasando por un nacionalismo (Higinio Morínigo) y yendo al keynesianismo «a lo paraguayo» (J. Natalicio González), no está exento actualmente de la fuerte influencia de la izquierda, pero siempre ha puesto cierta resistencia a su «encanto».
Pero no todo es malo, no nos quedemos con ese mal sabor de boca. Actualmente, cada vez más se está consolidando una corriente conservadora en nuestro país a nivel político. Todo esto de la mano de referentes como Gustavo Leite, Raúl Latorre, Lizarella Valiente, entre otros. No todo está perdido. Las cosas van mejorando y vamos erigiéndonos como bastión en defensa de los valores tradicionales de nuestra paraguayidad.